La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las debilidades de los demócratas
Albert Camus (1913-1960) Escritor argelino
Que Andrés Manuel López Obrador tenga al INE como la joya de la corona de su embestida contra todo lo que huela a autonomía respecto de su gobierno, no es ninguna novedad. En todo caso, él mismo no ha tenido empacho en reconocerlo y advertirlo: va por el organismo encargado por ley de organizar y calificar las elecciones.
Afortunadamente, y contrario a la postura asumida por la mayor parte de los demás órganos de carácter autónomo, que vergonzosamente han preferido claudicar antes que contrariar al presidente, el INE parece estar decidido a dar la pelea y, si va a morir, lo hará peleando
Y es que por descabellado que parezca en este momento la sola idea de que el INE desaparezca y el gobierno vuelva a tomar el control de las elecciones, como en el sistema priìsta de hasta hace treinta años, en realidad y a la luz del rumbo al que lleva López Obrador al país, desde luego tiene que considerarse con toda seriedad esa posibilidad. Tiene la mayoría en el Poder Legislativo y aunque no la tiene en los congresos locales, éstos suelen ajustarse sin problema a las presiones presidenciales. Así que si al tabasqueño ya se le metió entre ceja y ceja que el INE es un estorbo para las elecciones del 21 o en todo caso para las del 24, ni dudar en que puede maniobrar para desaparecerlo. Su espíritu y ADN de dictador es imposible de contener.
Enfrente, el INE parece dispuesto a dar la batalla, afortunadamente. Eliminarlo sería el golpe más severo al sistema institucional de contrapesos que tanto le incomoda a López Obrador, acostumbrado a no entregar cuentas a nadie, a no consultar a nadie, a no sujetarse a nada. El INE tendría obviamente de su lado a la inmensa mayoría de los mexicanos, que nos resistiremos a caer en la dictadura con la que sueña López Obrador, y ahí es donde debe descansar la lucha que sin duda librará contra la 4T.
No es casualidad que en la última semana, el presidente haya acrecentado su cacería mediática contra el INE, desde descalificarlo como árbitro electoral hasta advertir que él mismo será el vigilante de las elecciones del próximo año.
El choque de trenes parece inminente. López Obrador contra el INE. Como es imposible que de una colisión así queden los dos participantes enteros, si alguien ha de irse al despeñadero, esperemos que no sea el INE. Veremos.
