No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pus no tiene oportunidad de ponerse a prueba
Séneca (4 aC-65 dC) Filósofo romano
Es probable que cuando el presidente López Obrador anunció que “en definitiva” el siguiente ciclo escolar, a iniciarse en la última semana de agosto, sería con clases presenciales, hubiera cierta fundamentación en la decisión, dado que en ese momento, hace unas tres semanas, no era un hecho la tercera ola de contagios de covid en el país, lo mismo que sucede en el mundo.
Y es que volver a clases presenciales sí parece un imperativo tanto por cuestiones de reactivación económica, como de reactivación “anímica” de los estudiantes, desde párvulos hasta adultos, dicen los que saben.
Empero, hoy resulta urgente que se camine en sentido contrario, al menos durante algún tiempo más. El aumento significativo de casos de covid en buena parte del país, por no decir que en todo él, obliga a dar marcha atrás temporalmente a la decisión de iniciar el ciclo educativo 21-22 de manera presencial.
Cierto, debido al avance en el proceso de vacunación, el aumento de contagios no ha venido acompañado del de muertes, pero ese solo hecho prende alarmas debido a que justo ahora la mayor parte de casos se presenta en jóvenes menores de cuarenta años, que constituyen el grueso de la población escolar, sin contar que los niños en edad de educación primaria no suelen enfermar de gravedad, pero sí son portadores del virus.
Lo dicen los expertos: reiniciar clases presenciales en agosto, justo cuando se prevé el pico de la tercera ola de la pandemia, sería sumamente peligroso. En todo caso, se estima que no sería necesario que todo el ciclo fuera otra vez virtual, sino solo sus primeros meses. Eso, si se adoptan las medidas sanitarias pertinentes, comenzando por el aplazamiento de la vuelta a las aulas. Si el ciclo comienza de manera virtual los tres o cuatro primeros meses, digamos de septiembre a diciembre, es altamente probable que en enero haya condiciones para reanudarlo de forma presencial.
Ya Michoacán volvió a semáforo amarillo. Era previsible. El gobernador Aureoles anunciará esta semana las nuevas medidas en congruencia con el escenario sanitario, y dado que el regreso a clases presenciales es decisión de cada gobierno estatal, es de esperarse que en la entidad se obre con cordura y sensatez y se decida iniciar el ciclo otra vez de forma virtual. Lo mismo desde luego debe exigirse a nivel nacional.
Del presidente poco hay que esperar si de cordura hablamos. Veremos si en los gobernadores sí cabe. twitter@jaimelopezmtz>