Mejor que el hombre que sabe lo que es justo, es el hombre que ama lo justo:
Confucio (561 a. C. – 479 a. C.) Filósofo chino
Como López Obrador, Claudia Sheinbaum solo le habla a “su” gente. Le tiene sin cuidado el resto de los mexicanos. No se diga el llamado círculo rojo.
Solo así se entiende cómo este domingo en su mensaje “a la nación” desde el zócalo capitalino, su enfoque sea estrictamente demagógico, populista. Si el pueblo bueno y sabio quiere escuchar loas a López Obrador, Sheinbaum lo complace. Si a ese pueblo hay que mostrarle una zanahoria y decirle que vamos requetebién, e iremos aún mejor, la presidenta no se hace del rogar. Si le urge escuchar que las limosnas llamadas programas sociales se van a acrecentar, la mandataria complace a la audiencia con creces.
¿Para qué perder el tiempo hablándole de cárteles, de ejecuciones, de cobro de piso, de desparecidos, de hospitales públicos donde se muere el paciente por falta de atención y de farmacias vacías?, ¿para qué distraer al pueblo de su borrachera de becas hablándole de que ya no habrá jueces autónomos ni amparos que defiendan al ciudadano frente al poder público, o recordándole que se terminó la era de las elecciones libres y de verdad en México, o que está en ciernes la prohibición legal de criticar al poder desde los medios o incluso desde redes sociales?
Si claramente al mexicano común le es indiferente si la 4T nos lleva a la autocracia, cuando no de plano a una dictadura, ¿para qué molestarse en abordar nimiedades como esa en un día de fiesta, en el día de la presidenta. Ella sabe lo que su pueblo quiere escuchar. Ella sabe cómo complacerlo.
X@jaimelopezmtz
