Cuando el debate está perdido, la calumnia es el arma del perdedor
Sócrates (470 a. C.-399 a. C.) Filósofo griego
La titularidad de la Dirección de Educación Indígena de la Secretaría de Educación en el Estado, se ha convertido en una lucha de poder entre el gobierno del Alfredo Ramírez Bedolla y el ala indígena de la CNTE.
La secretaria de Educación, Yarabí Ávila, dio posesión como director de esa oficina a David Romero Robles, designado directamente por Ramírez Bedolla. Empero, el segmento indigenista de la mafiosa CNTE se apresuró a rechazar tal nombramiento, sólo por el hecho de que, en su lógica, esa posición es «suya», no del mandatario.
El cártel centista ha supuesto siempre que las principales posiciones en la SEE son una atribución suya cubrirlas. La aberración la comenzó Lázaro Cárdenas Batel y la continuó Leonel Godoy, entregándole la mismísima silla de la SEE. Afortunadamente, los siguientes gobernadores recuperaron la cordura y la dignidad, e hicieron a un lado al sindicato en la designación de las principales posiciones de la dependencia.
La CNTE en realidad nunca ha quitado el dedo del renglón, y en esa lógica alentó a sus expresiones indigenistas a no permitir que Ramírez Bedolla les quitara una posición que, dicen éstas, le han respetado los gobernadores durante veinte años. De ahí la violenta reacción centista de los últimos días, que busca la imposición de Lázaro Márquez Joaquín, como director de Educación Indígena.
Hasta ahora, Bedolla ha mostrado firmeza en no ceder al chantaje centista. No son pocos los que le hablan al oído instándole a recular y a entregar una posición «menor» a cambio de que la CNTE reduzca su belicosidad. Nada más alejado de la realidad: será un grave error del gobernador ceder, primero porque hacerlo sería sentar un peligroso precedente, ya que el siguiente paso será escalar en la demanda de más posiciones de poder, y segundo, porque entregar esa oficina no resolverá la virulencia centista. Si no es ese asunto, ya habrá otro que justifique la eterna movilización, es la razón de ser de esa mafia sindical, es su ADN.
De ahí que resulte fundamental para Ramírez Bedolla mantenerse firme, no ceder. Debe tener presente que la CNTE no conoce límites. Pagará caro si recula. Al tiempo.
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