Aunque no te ocupes de la política, ella se ocupará de ti
Yves Montand (1921-1991) Actor ítalo-francés
No es fácil de entender la razón por la que el Partido del Trabajo se desliga, así sea sólo en Morelia, de su vínculo con Andrés Manuel López Obrador, en aras de unirse a la candidatura de Encuentro Social a favor de Fausto Vallejo Figueroa, por la Alcaldía moreliana.
Este martes, Javier Valdespino, dirigente en Michoacán de Encuentro Social, y Rafael Díaz Rodríguez, líder en Morelia, anuncian que Vallejo será en definitiva su candidato a la Presidencia Municipal. Ello, amén de previsible, es entendible: ambos, Valdespino y Díaz forman parte del grupo político del exgobernador. El doctor Díaz fue el secretario de Salud durante la lamentable administración faustista y Valdespino fue el secretario del ayuntamiento en uno de los varios periodos municipales de Vallejo. Por tanto, es lógico que ninguno de los dos tuviera los arrestos para oponerse a la decisión de su ahora precandidato.
Para decirlo claro: Vallejo será el candidato de Encuentro Social porque así lo quiere él; él decide todo lo relevante en ese partido, por lo menos mientras estén Valdespino y Díaz Rodríguez al frente del mismo.
Pero es mucho más compleja de entender la decisión del Partido del Trabajo, que se sumará a dicha candidatura a contrapelo de la oposición del mismísimo López Obrador, que ordenó tajantemente que Morena no respaldara la nominación de Vallejo, quien en respuesta incluso le recetó al tabasqueño el calificativo de “grosero”, algo que para las pulgas de éste es inaceptable.
¿Por qué acepta PT el reto de hacer enfadar a López Obrador, con tal de subirse al barco vallejista en Morelia? Vaya, si fuera un triunfo cantado con ese candidato, podría explicarse o hasta justificarse el empecinamiento petista, por una visión pragmática. Pero claramente no es el caso, Vallejo no es en absoluto favorito, será contendiente pero no ganará la elección, peleará el segundo y tercer lugar en el mejor de los casos.
Vallejo entregó en general resultados medianamente aceptables desde la Alcaldía en sus varios pasos por ella, pero su Waterloo fue la gubernatura, ahí se desplomó completamente. Su paso por Casa de Gobierno fue un desastre total y el descrédito que tiene hoy es resultado de esa administración. No se ve que pueda revertir esa imagen.
Es de suponerse que la dirigencia petista en la entidad pidió un voto de confianza a la nacional para apoyar a Vallejo en Morelia, y no al candidato de Morena, bajo la promesa de que van en caballo de hacienda. Ello sería lo único que podría explicar la “insubordinación” petista, pero no se ve cómo pueda cumplir tal promesa. Si no, al tiempo.