Detrás de cada gran fortuna hay un delito
Honoré de Balzac (1799-1850) Novelista francés
Acto número uno: el gobierno del estado adjudica directa y discrecionalmente, sin licitación de por medio, la construcción de la presa J. Múgica a la empresa brasileña Odebrecht.
Acto número dos: para evitar que la Auditoría Superior de la Federación meta las narices, el gobierno decide emplear solo recursos propios, no federales, aunque para ello tenga que endeudarse.
Acto número tres: el gobierno autoriza 1,600 millones de pesos para la obra, con el compromiso de que “ni un peso más” costará la presa. Y pese a que ya ese monto era significativamente más elevado que las propuestas de empresas locales, que no superaban los 900 millones, al final de cuentas se van autorizando ampliaciones a Odebrecht, hasta llegar al doble del monto original.
Acto número cuatro: el gobierno decide que la obra se pague con recursos asignados no a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, como debiera ser, sino a una extraña Comisión para el Desarrollo de la Tierra Caliente, la cual, sospechosamente, deja de existir un año antes de que concluya la obra, ya en el siguiente gobierno. De esa forma, se liquida la oficina, se borra toda su documentación y es imposible seguirle la pista a sus actividades, incluida la más importante de todas: la presa.
Acto número cinco: funcionarios menores de Scop abren cuentas bancarias en Andorra, paraíso fiscal, y ahí llegan transferencias de Odebrecht.
¿Cómo se llamó la obra?