Mejor que el hombre que sabe lo que es justo, es el hombre que ama lo justo:
Confucio (551 a. C. – 479 a. C.) Filósofo Chino
La entrega de reconocimientos oficiales por los poderes públicos de Michoacán, ha ido en peligroso e insano descenso en términos cualitativos y de justificación, al orientarse su designación básicamente por intereses de orden político.
Particularmente, llama la atención la entrega por la Cámara de Diputados a la Fiscalía General del Estado de la condecoración oficial en el marco de la conmemoración de la instalación en Zitácuaro, de la Suprema Junta Nacional Americana, este martes.
¿Cómo en función de qué se condecora a una oficina pública por hacer bien su trabajo, suponiendo que lo ha hecho bien?, ¿no es una obligación de toda entidad gubernamental cumplir con eficacia las tareas que le son asignadas por la ley? Las condecoraciones deben asignarse por eso a organismos de la sociedad civil. ¿Cuál es el siguiente paso, que los diputados condecoren al secretario particular del gobernador por llevar bien su oficina?, o más aún, ¿qué tal si los legisladores se auto condecoran por las “buenas leyes” que aprueban? Así de absurda es la decisión de hacerlo con la Fiscalía, independientemente de si arroja o no buenos resultados.
Pero no es el primer desliz de esa dimensión: hace tres Legislaturas, el Congreso condecoró con la Presea Ocampo a un conjunto musical de la tierra caliente que entona narco corridos.
Debe inferirse ahora que los diputados acataron una instrucción superior: premiar a la Fiscalía es la última parte del “pago” por obtener la renuncia del ahora ex fiscal, Adrián López Solís. En todo caso, voluntaria o forzadamente, la responsabilidad es de los legisladores. Ellos cargan con la indecorosa decisión.
X@jaimelopezmtz