La política necesita a gente que no necesite de la política
Paul Carvel (1964-¿) Escritor belga
La 73 Legislatura, a punto de fenecer, ha dado palos de ciego casi en cuanto tema se le pretenda enjuiciar: es difícil encontrar uno en el que presente calificación aprobatoria.
Desde instituir la “narco presea Ocampo”, hasta hacerse una panistas y perredistas para brindar inmunidad al auditor superior José Luis López Salgado, pasando por impedir la llegada de 230 millones de pesos de Conagua para la planta de tratamiento de aguas residuales de Atapaneo, solo por evitar una gestión del alcalde Alfonso Martínez, y sin soslayar la designación de un Fiscal Anticorrupción con el perfil opuesto al necesario, la actuación del Congreso del Estadi ha sido patética, por decirlo de un modo decente; cierto, con sus excepciones como siempre, pero que desde luego no alcanzan para equilibrar la balanza.
Pero, cosas del destino, de último momento el panista Héctor Gómez puso sobre la mesa un tema que, de materializarse, al menos daría una despedida menos indigna a la actual Legislatura: diputados buscarán unir fuerzas con los gobiernos estatal y federal para tratar de ubicar a niños hijos de migrantes michoacanos que estén siendo separados como resultado de la demencial política anti migratoria impuesta por el imbécil de Donald Trump.
Es de esperarse que no sea sólo mera pose con fines electorales la de Gómez y el resto de sus compañeros diputados, al pronunciarse por tomar medidas concretas para ayudar, así, con efectividad, no con declaraciones, en un fenómeno que está cobrando tintes de alarma, de auténtica tragedia: la aberrante separación de niños de sus padres, solo por ser migrantes indocumentados.
Está visto que al loco de Trump nada lo detiene, ni la ONU ni menos humildes diputados michoacanos, pero por eso, si éstos están comprometidos a intervenir, será con acciones concretas, no pronunciamientos estériles y fanfarrones desde tribuna, como por ejemplo destinar una parte de sus millonarias partidas presupuestarias etiquetadas como “gestión” -y con la que no pocos han visto engordar sus cuentas personales en varios ceros-, para contratar el personal especializado necesario para ubicar a los niños michoacanos “huérfanos” y resolver junto con sus padres si es preciso traerlos a México para volver a reunirlos.
Es solo una idea de bote pronto; si los diputados están decididos a entrarle al tema en serio, ya tendrán tiempo de analizar el fenómeno y definir una ruta concreta a seguir.
Lo importante es eso, que tomen con seriedad el asunto, que vaya que lo necesita y justifica; esa seriedad de la que han carecido hasta ahora en su triste paso como diputados; veremos con qué actitud abordan el fenómeno en comento.