No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo hindú
Decepcionante, para unos, normal, para otros, ha sido el tipo de nombramientos que ha anunciado Andrés Manuel López Obrador, en las dos dependencias más importantes del estratégico sector energético: Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.
Para los mismos acólitos seguidores del tabasqueño, que éste haya designado a Manuel Bartlett como titular de CFE y a Octavio Romero Oropeza al frente de Pemex, ha resultado absolutamente decepcionante. En el caso de Bartlett, aunque AMLO ya lo haya redimido y santificado, no deja de ser el gran tirano para la izquierda mexicana, el artífice del gran fraude orquestado por la mafia del poder en contra de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. Está claro que López Obrador ya lo perdonó, pero no sus huestes ni la izquierda.
Y en el caso de Romero Oropeza, también los ex perredistas y hoy moronistas le tienen fobia, luego de que como Oficial Mayor en el gobierno capitalino del propio López Obrador, se dedicara a enviar a la calle a cientos de trabajadores sin justificación alguna, con el pretexto de reducir el gasto corriente, aunque a final de cuentas salió más caro el caldo que las albóndigas, al cubrir él la misma cuota de personal con sus propias contrataciones, entre las que se acreditaron varias de cenas de familiares. Además, jamás ha aclarado las acusaciones de enriquecimiento que le han rodeado desde siempre.
Ello, sin contar con que ninguno de los dos, ni Bartlett ni Romero, tienen el menor antecedente en su perfil que les acredite, ya no digamos como expertos, sino siquiera como elementales conocedores del sector energético.
Bartlett, ya se sabe, es todólogo, lo mismo secretario de Gobernación que de Educación Pública; igual gobernador de Puebla que senador de la república. Pero curioso que quizá el único campo que le falta cubrir sea el energético, y justo ahí lo envía AMLO. Y Romero resulta que es ingeniero agrónomo y además de Oficial Mayor en el gobierno defeño en los tiempos de López Obrador, también fue consejero nacional del PRD, y párele de contar. Con ese amplio bagaje, ahora va a dirigir la más importante empresa de México, la que es sustento de la economía nacional.
Pero si para los simpatizantes del próximo presidente ambos nombramientos han sido decepcionantes, para los que no lo somos no resultan sino “normales”. Vuelvo a preguntar lo de siempre: ¿cómo por qué tenía López Obrador que ser diferente y designar a auténticos expertos en su gabinete, como él lo pregonaba, si en el fondo es la encarnación del priísmo más rancio, vertical, autoritario y corrupto?
Nadie debe llamarse a sorpresa. Muchos anticipamos que AMLO sería como presidente, en el mejor de los casos, como el peor cacique priísta de los sesenta o setenta. ¿Cuáles “mejores” mexicanos se nombrarían en el gabinete? Él va por el pago de facturas, como los priístas; va por los todólogos, como los priístas; va por sus incondicionales, así no sepan la o por lo redondo, como los priístas.
Luego entonces, ¿a qué viene la supuesta sorpresa? jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>;