El poder no cambia a las personas; sólo revela lo que verdaderamente son
José Mujica (1935-?) Político uruguayo
La próxima semana, los legisladores federales aprobarán reformas a la Ley de Adquisiciones, para permitir al gobierno adquirir medicamentos y vacuna contra Covid, cuando los haya en el mercado, sin necesidad de pasar por procesos de licitación, es decir, hacerlo de manera absolutamente discrecional.
En tratándose de la pandemia, de medicamentos y de vacuna, puede argumentarse que hay plena justificación para que el gobierno garantice sus compras sin mayor traba burocrática. Y, en este caso específico, habría razón para esa flexibilidad. Criminal sería advertir lo contrario.
Empero, en realidad el gobierno lopez obradorista no necesita ninguna reforma a la Ley de Adquisiciones para adquirir prácticamente cuanto requiere sin licitaciones de por medio. Aún sin el respaldo legal para hacerlo, ya se volvió una constante hacerlo así. Informes de Coparmex advierten que nueve de cada diez compras del gobierno de la 4T, son por adjudicaciones directas, haya o no la justificación de una exigencia excepcional.
El gobierno de López Obrador siempre ha encontrado el pretexto para salvar de un plumazo el engorroso paso de las licitaciones, lo mismo cuando adquirió mil pipas en Estados Unidos hace un año, so pretexto de la urgencia de combatir la falta de gasolina, que ahora en la adquisición de ventiladores y equipo médico a resultas de la pandemia. Bajo el discutible argumento de la seguridad nacional, las construcciones emblemáticas de la 4T, Dos Bocas, aeropuerto de Santa Lucía, Tren Maya, pasan alegremente sólo por la decisión presidencial. Pretextos para la opacidad y para no licitar nada, siempre ha encontrado López Obrador.
Pero ahora el presidente decidió que, de cara a la inminente compra de medicamentos para tratar el covid y la vacuna respectiva, cuando ambos los haya en el mercado, es preferible contar con una ley que le permita hacerlo sin licitación alguna, es decir, que hacerlo no sea una decisión discrecional suya, sino que esté soportada en la ley, para evitar señalamientos críticos. El pretexto es inmejorable: la gravedad de la pandemia.
Pero adquirir medicamentos y vacunas contra el covid, requerirá una inversión de dinero quizá sin parangón en la historia presupuestal del país, y decidir a quién, dónde y en qué condiciones hacerlo, correrá por cuenta de una sola persona, sin duda el propio López Obrador. ¿Quién asegura que habrá transparencia? Nadie puede hacerlo. Con él, todos son actos de fe, porque la rendición de cuentas es letra muerta. ¿Quién puede garantizar que no habrá multimillonario “moche” en esas adquisiciones? Claramente nadie.
Sí, la pandemia le cayó como anillo al dedo a la 4T y al presidente.
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