Quiero ser el hermano del hombre blanco, no su hermano político
Martin Luther King (1929-1968) Activista y pastor bautista norteamericano
Diría el filósofo de Parácuaro: ¿qué necesidad? Y sí, el cuestionamiento cabe a la perfección al anuncio que se hace este jueves en el Congreso del Estado, respecto de que está lista para aprobarse una iniciativa que deroga la obligatoriedad del uso de cubrebocas en espacios cerrados, en territorio michoacano.
Es un hecho, en efecto, que la pandemia del Covid-19 ha entrado en franca fase de estancamiento, resultado de la vacunación masiva. El número de personas contagiadas sigue igual que en cualquier momento de la pandemia, pero el de quienes se agravan y requieren hospitalización, y sobre todo el de quienes mueren, es ínfimo.
Siendo, repito, esa una realidad, de cualquier forma parece innecesario y hasta peligroso que los diputados borren dicho ordenamiento legal, mismo que en realidad acata el que quiere, cierto, pero borrarlo envía una señal equivocada de que la pandemia ya acabó. Y está contenida, pero no acabó. De hecho, nunca acabará, así que las medidas preventivas deberán mantenerse indefinidamente.
Apelan los diputados a la responsabilidad y el criterio de cada ciudadano, para mantener dichas medidas preventivas, sobre todo la de usar cubrebocas en espacios cerrados. Pero seamos honestos: los mexicanos no nos caracterizamos, con sus excepciones, por actuar con responsabilidad y con criterio. Nos caracteriza la indiferencia y la desinformación acerca de aspectos trascendentes. Si con obligación legal usa el cubreboca quien quiere, imaginemos en el momento que ya no lo sea.
¿Qué se gana con dejar de usarlo? Nada, en absoluto. Por ende, no tiene sentido la decisión que tomarán los diputados en los próximos días. No se gana nada, y sí en cambio puede arriesgarse lo avanzado. Hay muchos otros temas en los cuales los legisladores pudieran enfocar su atención. Quitar la obligatoriedad del cubrebocas parece una ocurrencia más solo para cubrir el expediente. Solo que una ocurrencia que podría llegar a tener consecuencias funestas. Al tiempo. Y a la pesadilla todavía le quedan 725 días.
twitter@jaimelopezmtz
