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miércoles, julio 30, 2025

¿CUÁNTOS MÁS EN LA CUENTA NEGRA?

La prensa es el dedo indicador de la ruta del progreso

Víctor Hugo (1802-1885) Dramaturgo francés

 

jaimelopezDe terror lo que está viviendo el periodismo en este país. Empero, paradójica y tristemente, parece haber más preocupación entre gobernantes y autoridades de otras partes del mundo, que entre las nuestras, no solo ineficaces para contener la violencia contra los comunicadores, sino siquiera para admitir la realidad que domina.

Apenas mes y medio después de que fuera asesinado Roberto Toledo, colaborador del portal noticioso de Zitácuaro, Monitor Michoacano, este martes fue ultimado también el director del medio, Armando Linares López.

Se trata, sin duda, de un mensaje de poder de la criminalidad, de un manotazo en la mesa para dejar en claro que es ella la que manda en Michoacán, como en el país. El periodismo, por su misma naturaleza, no puede desenvolverse entre la seda. Su esencia lleva implícito el andar por el camino espinoso, para nada terso. Empero, nunca el periodismo mexicano ha enfrentado escenarios tan aciagos como ahora.

Y en ello, la vergonzosa ineficacia e indiferencia del Estado frente a esa realidad, es la principal razón para entender por qué el país lidera en cuanto a periodistas asesinados. Ineficacia e indiferencia que, sumadas, arrojan un inevitable escenario de impunidad, que a su vez alienta las agresiones contra los comunicadores, en un interminable círculo vicioso.

El crimen de Armando no puede quedar en la impunidad, aunque ciertamente no hay elementos que inspiren confianza para suponer lo contrario, porque así, en la impunidad, han quedado todos los demás asesinatos de periodistas en Michoacán, como en el país. No tendría que ser diferente ahora, lamentablemente.

Debe exigirse además que ninguna autoridad pretenda, como suele hacerse en casos similares, desvirtuar el quehacer del comunicador malogrado, propalando versiones nauseabundas como para “justificar” el crimen.

El escenario de peligro para el periodista mexicano es atroz, pero lo más lastimoso es que el titular del Estado, el presidente de la república, se diga ofendido cuando diputados europeos le restregan esa realidad, acaso porque él mismo es el principal promotor de las agresiones hacia los comunicadores, salvo a sus lacayos.

El asesinato de Armando vuelve a encender las alarmas. El Estado no puede soslayar más su responsabilidad de generar condiciones para el desarrollo de la actividad periodística, más allá de que sea odiada por el jefe del Ejecutivo nacional. Empero, una cosa queda clara: ni el asesinato de Armando, ni ningún otro, mermarán el compromiso de los medios de seguir siendo el auténtico, y acaso único, contrapeso a la criminalidad, sea ésta civil o gubernamental.

A los familiares de Armando, mis respetos; a los colegas de Zitácuaro, mi completa solidaridad. Me sumo a la exigencia: ¡ni uno más! twitter@jaimelopezmtz>

 

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