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sábado, agosto 2, 2025

DE COMUNICADORA, A LA VOZ MÁS CONFIABLE

Vota por aquel que prometa menos, será el que menos te decepcione

Bernard M. Baruch (1870-1965) Asesor presidencial de Estados Unidos

 

jaimelopezEn medio del desprestigio y el descrédito que a pulso se ha ganado el poder público, resulta altamente complicado ejercer funciones de vocería o de comunicación en cualquier nivel de gobierno. Y si a ello se aúna no sólo el sano fortalecimiento de las tareas de investigación de los medios de comunicación “tradicionales”, sino la impetuosa irrupción de las redes sociales como “informadoras” y denunciantes de toda irregularidad, fundada o no, en la actividad pública, pues el quehacer de los comunicadores gubernamentales se torna de una complejidad máxima.

Y por si ello fuera poco, se dificulta aún más cuando la disponibilidad de recursos –técnicos, humanos y financieros- no es asunto resuelto y cuando el gobierno, o sus principales cabezas, no dimensionan la trascendencia de una política pública de comunicación social eficaz.

Julieta López Bautista presentó este fin de semana su renuncia al cargo de coordinadora de Comunicación Social del gobierno estatal, luego de ser incluida por su partido, el PRD, en la lista de candidatos a diputados locales por la vía plurinominal. Ir en la tercera posición prácticamente le garantiza un escaño en la siguiente Legislatura. Sólo una combinación rarísima de resultados el 6 de junio, le impediría ser diputada.

Ella y Carlos Maldonado, el secretario de Finanzas, son los únicos integrantes del gabinete de primer nivel que sobreviven al equipo con el que Aureoles abrió su gobierno, en septiembre de 2015.

Sus resultados sólo los puede medir su hasta hoy jefe, Silvano Aureoles, y es evidente que si éste maniobró para que el PRD la incluyera en el tercer sitio de la lista de “pluris”, es porque para él, Julieta ha entregado buenas cuentas. Visto desde la barrera, me parece que ella ha evidenciado una capacidad académica y política para estructurar y aplicar políticas públicas en materia de comunicación social, de forma sólida y eficaz, entendiendo que todos los factores de complejidad descritos líneas arriba han estado presentes en el gobierno silvanista.

Cierto, en encomiendas del servicio público nadie recibe el aplauso generalizado. Es imposible. Menos en tareas relacionadas con la comunicación, porque hay muchos intereses en juego, de toda índole. Empero, me parece que lo que tampoco nadie puede regatearle a Julieta es que respetó a los medios, a los periodistas, a la profesión y, en la medida que pudo, colaboró con programas de actualización y profesionalización para el gremio. Tuvo roces, y serios, con más de alguno, porque sin duda también fue una defensora apasionada de la obra silvanista, pero que se sepa no echó mano del recurso fácil de presionar para manipular alguna información “delicada” o para descarrilar a algún comunicador “incómodo”. Con la zanahoria de la publicidad, resulta relativamente fácil hacerlo. Creo que no cayó en esa tentación.

Julieta pasó de “simple” jefa de prensa, a la voz que más escuchó Aureoles en los dos últimos años, sobre todo cuando las cosas se complicaban –que era con bastante frecuencia. De ese tamaño fue su crecimiento personal y político. Pasó de comunicadora social a ser la voz más confiable para el gobernador.

Le deseo suerte a Julieta. Amistad al margen, creo que puede tener un futuro brillante en la actividad política. Veremos.

twitter@jaimelopezmtz

jaimelopezmartinez@hotmail.com

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