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domingo, mayo 11, 2025

DE EDECANES Y QUESADILLAS

En un país bien gobernador, debe inspirar vergüenza la pobreza; en un país mal gobernador, debe inspirar vergüenza la riqueza

Confucio (551-479 aC). Pensador chino

 

jaimelopez¿En verdad toda la lucha contra la corrupción y los abusos históricos del poder público, se reducirá a cancelar la contratación de edecanes y del servicio de café y bocadillos para los legisladores mexicanos?

Por supuesto es un reclamo social contener los abusos que la clase política ha cometido en el ejercicio del “servicio” público del este país, prácticamente a lo largo de su historia, salvo contadísimas y por tanto honrosas excepciones; empero, a Andrés Manuel López Obrador y su naciente cuarta transformación -lo que sea que eso signifique-, alguien debe decirle, suponiendo ingenuamente que no lo sepa, que el derroche y la corrupción en el Gobierno, en cualquiera de sus niveles, no se da en asuntos tan irrelevantes como los que han puesto en práctica en las cámaras de Diputados y de Senadores, sus obsequiosas bancadas morenistas, sólo para quedar bien con el tabasqueño.

Vaya, ni siquiera influye decididamente la reducción de salarios de los servidores públicos, aún en montos drásticos.

Claro que deben aplicarse esas y mil medidas de austeridad más, pero si sólo queda en ellas, no pasará de mero populismo y vil demagogia, eso de buscar tener gobiernos que no derrochen y que no se conduzcan en el lodazal de la corrupción oficial.

Y es que el gran negocio del servicio público es la adjudicación de obra y la asignación de contratos por servicios diversos, algunas veces cubriendo la fachada de licitaciones y otras de plano con autorizaciones directas.

El “diezmo”, el “moche”, las empresas fantasmas, la subrogación, la obra o el servicio pagado pero no ejecutado, los precios inflados, entre mil linduras más, son el pan nuestro de cada día en el rubro de la obra pública de México.

Ese sí es el gran negocio, esa sí es la gran corrupción, la real, no tonterías como dejar de contratar edecanes y lanzar el reto de ver qué senador lleva la quesadilla más sabrosa en su mochilita escolar; si López Obrador en verdad quiere pegarle a la corrupción gubernamental, tiene que diseñar un mecanismo de tal severidad que realmente contenga y elimine de plano esas inveteradas, pero siempre eficaces prácticas de nuestros políticos.

Y hablo, claro, de un mecanismo institucional, no de suponer que porque él lo ordena, todos los políticos se volverán honrados y decentes, porque la corrupción gubernamental no se acabará por un acto de fe ni por decreto gubernamental, así lo firme el mesías mismo. Veremos si en verdad el tabasqueño va contra ella, contra la corrupción, o todo se reducirá a fuegos pirotécnicos, a populismo ramplón y ruin demagogia. A mascarada, pues. Sólo el tiempo lo dirá. 

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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