La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular:
Edmond Thiaudiere (1837-1930) Filósofo francés
Solo una piedra le queda a la 4T por derribar, para entonces sí poder decir que el sistema institucional y el estado de derecho en México quedó pulverizado: el sistema electoral. Y ya le puso el lente.
Ricardo Monreal confirma este jueves que apenas regresando de sus “merecidas” vacaciones, la Cámara de Diputados se apresta, con carácter de urgente y prioritario, a “revisar” el sistema electoral.
Ya se sabe que cuando la 4T decide “revisar” alguna institución o sistema, podemos irle cantando un réquiem a lo que le haya puesto la mirada, porque revisar para el oficialismo es sinónimo de destrucción y aniquilamiento.
Ya no existen, porque los hizo añicos, el poder judicial y los organismos autónomos de control y contrapeso gubernamental. Solo faltan el INE y por ende los organismos electorales estatales.
Claudia Sheinbaum ya anunció que en septiembre toca el turno de ponerlos en el banquillo de los acusados, para lo cual se debatirá la iniciativa en materia electoral. ¿Y qué contiene?, pues nada más y nada menos que la desaparición de tales organismos para regresar al México de los sesenta o setenta, en los que era el propio gobierno el que organizaba, ejecutaba, calificaba y validaba las elecciones. Hay aún la duda si también es preciso desparecer al TRIFE. De cualquier forma ya ese tribunal abandonó el carácter imparcial, autónomo e independiente con el que fue creado. Hoy está sometido a la 4T, por tanto no representa peligro alguno para el gobierno y su partido. Caso diferente es el INE, al que sí se le considera no fiable, y por tanto es urgente desaparecerlo sí o sí.
Pero además, se contempla eliminar la figura plurinominal de ambas cámaras, así como abatir a su mínima expresión las prerrogativas económicas a los partidos políticos. Morena, PT y Verde no enfrentarán problemas porque tienen el presupuesto gubernamental a su libre disposición. La 4T busca que la oposición muera de inanición, y a no dudarlo, lo conseguirá.
Así, pues, preparémonos para decir adiós a las elecciones de verdad. Seguirán tenido lugar, pero sin ninguna validez ni confianza. Será el adiós a la democracia. Nos duró el gusto muy poco, quizá un cuarto de siglo, lo que fue una primavera democrática. Ahora sigue la noche. X@jaimelopezmtz
