Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse
Francisco Pi y Margall (1824-1901) Político español
Parece razonable la idea de Carlos Maldonado Mendoza, secretario de Finanzas, de tratar de encontrar un mecanismo que vuelva menos oneroso el pago por la deuda contratada en 2007 por el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel, a través de emisión de certificados bursátiles. Y si esa estrategia de corte financiero llega a ser acompañada de acciones legales contra quienes sumieron a Michoacán en la peor crisis de su historia, doblemente sano.
Contexto sumario: en 2007, que fue un auténtico año de Hidalgo para el gobierno batelista, donde todo mundo se despachó con la cuchara grande, éste hizo, previa sospechosa autorización de los diputados, lo único que le salía bien, contratar más deuda pública, en esa ocasión con la emisión de certificados bursátiles por 3,500 millones de pesos.
En ese momento, el gobierno echó las campanas a vuelo, al asegurar que ese mecanismo significaba un reconocimiento a la solidez financiera de Michoacán, que era un paso para entrar a las grandes ligas en temas relacionados con la economía gubernamental del estado, que evidenciaba la confianza de inversionistas en la entidad y, sobre todo, que ello generaría grandes dividendos a las arcas michoacanas.
Patrañas, puras y viles patrañas. Más de alguno de la jerarquía batelista vio incrementar sus cuentas personales con esas “estrategias” financieras, pero el estado rápidamente lo que vio fue cómo engordaba su deuda día con día: de esos 3,500 millones de pesos contratados originalmente, y que el gobierno auguró que generarían dividendos, en lugar de eso, hoy se deben 4,600 millones. ¡Ese fue el resultado de la gran estrategia del batelismo!
Hoy, Maldonado ha recibido de la mayor parte de los bancos, una propuesta para autorizar un crédito al gobierno para que éste finiquite aquel compromiso del batelismo, que además fue sospechosamente contraído en Unidades de Inversión (Udis), lo que es preciso parar porque caso contrario sería el cuento de nunca acabar.
Es deseable que Maldonado opte por la mejor oferta bancaria, que le daría un respiro a las finanzas michoacanas, pero a la par, el gobierno actual está obligado a no dar borrón y cuenta nueva y castigar ese brutal endeudamiento originado en la administración de Cárdenas Batel.
No hacerlo, sería propiciar un acto más de impunidad. Veremos si hay voluntad para combatirla.