El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva, es que el fin justifica los medios
Georges Bernanos (1888-1948) Novelista francés
La nota de Yazmín Ferreyra (https://www.respuesta.com.mx/index.php/home/estado/67809-michoacan-tienen-una-deuda-de-29-mmdp-sfa.html) puede verse como el estado de ánimo permita: es mala –bueno, su contenido, no la nota, claro- si consideramos que los michoacanos debemos la brutal suma de ¡29 mil millones de pesos! La cantidad incluye tanto la deuda del gobierno con bancos, como con acreedores diversos, sobre todo prestadores de servicios, proveedores de bienes y constructores de obra pública. Pero es buena, si se pone en contexto y se considera que hace tres años, la deuda era de 34,500 millones.
Por una parte, no puede perderse de vista que en proporción de su capacidad económica, Michoacán tiene una de las deudas más elevadas del país. Cierto, hay entidades con compromisos mayores, como Estado de México, Nuevo León o Jalisco, la misma Ciudad de México, pero también es un hecho que todas ellas tienen una fortaleza económica mucho mayor, sus deudas no pesan en términos reales tanto como en Michoacán. Y esa es la manera objetiva y real de medir una deuda.
Y en ese sentido, y aunque suene trillado, cómo no airarse al precisar que apenas en 2002, el impresentable gobierno de Lázaro Cárdenas Batel recibió una deuda de sólo 154 millones de su antecesor, Víctor Tinoco Rubí. Y de esos 154, en solo seis años la elevó a ¡siete mil millones!, y luego Leonel Godoy no se quiso quedar atrás y por su cuenta la duplicó, o más, toda vez que al concluir sus lamentables cuatro años de gestión, la deuda rondaba los 16 mil millones. Eso, sólo a bancos, pero otro tanto a los demás acreedores. Y lo peor: que endeudar a Michoacán con más de treinta mil millones por Cárdenas y Godoy, y algo Vallejo y Jara, fue a cambio de nada, de absolutamente nada, porque no hay infraestructura pública que justifique tan monumental endeudamiento. Eso sí, algunas cuentas bancarias personales se inflaron en varios ceros.
Visto así, los 29 mil millones que aún debe gobierno, siguen siendo una vergüenza, pero con otro cristal, el escenario también tiene un lado positivo: en tres años, se redujo el monto en 5,500 millones. No es cosa menor: por primera vez en tres lustros, Michoacán ve una disminución en sus números rojos. Es apenas la sexta o séptima parte de lo adeudado, sí, pero, primero, ya se contuvo la inercia de aumento que parecía incontrolable, y segundo, se redujo más de cinco mil millones, nada despreciables.
En un tema tan sensible y tan controvertido como el del endeudamiento michoacano, parece injusto regatearle a la Secretaría de Finanzas un evidente logro como el aquí explicado, pero al mismo tiempo, no debe quitarse el dedo del renglón de la exigencia porque aunque hayan pasado los años, se castigue a los autores de ese robo en despoblado que fue la contratación de deuda durante diez años, y que están perfectamente ubicados en los gobiernos batelista y godoyista, y en las legislaturas de esos tiempos.
Como siempre, pues, todo es según el cristal con que se mire.