Un dictador no es más que un rey sin corona, pero que la anda buscando para sostenerse en el trono
Juan Vázquez de Mella (1861-1928) Político español
El escenario de este domingo parece augurar lo que bien puede comenzar a retratar el sexenio lopezobradorista: manifestaciones en diversas ciudades en contra del presidente y éste “agradeciendo” la lealtad, que para este caso es un sinónimo del “cobijo” de las fuerzas armadas.
Demasiado pronto, el presidente López Obrador recibe una sopa de su propio chocolate: en un buen número de las ciudades más grandes del país, y con diferente grado de respuesta, ciudadanos salieron a las calles a exigir su renuncia.
Al margen de números, lo relevante es en este caso el momento: a sólo cinco meses de iniciada la 4T. Es demasiado pronto y en cualquier otra circunstancia parecería precipitada la movilización, pero no en la actual, en la que claramente ésta ha sido el resultado de la política presidencial de golpeteo, un día sí y otro también, al estado de derecho, a la legalidad, a la transparencia y a las decenas de millones de ciudadanos que no votaron por él, es decir, que forman parte, en su discurso, de los conservadores y fifís.
Vaya, puesto en el otro lado de la mesa, con los roles invertidos, con un gobierno encabezado por cualquier otro, López Obrador no habría tardado cinco meses en reaccionar, lo hubiera hecho de inmediato.
En tanto, el tabasqueño se refería a las fuerzas armadas, a propósito de la celebración de la Batalla de Puebla (que fue el domingo, no el sábado 4 de mayo como supuso la ilustrada Yeidckol Polevnsky), y advertía que en ellas no hay deshonestos ni allegados a la criminalidad, que son modelo de lealtad y compromiso con las instituciones.
Es altamente probable que este domingo 5 de mayo constituya, a más de un paradigma en la 4T, un trazo, un boceto de lo que, de manera desafortunada, puede ir perfilando al gobierno de López Obrador: una creciente inconformidad ciudadana y él, el presidente, cobijado por las fuerzas armadas y por su ejército de beneficiarios con sus absurdos programas sociales. Es el retrato de una dictadura en ciernes. Si no, al tiempo.