La democracia perfecta solo puede existir en una sociedad de ángeles
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) Escritor suizo
Alfredo Ramírez Bedolla sostiene una lucha interminable entre su identificación y lealtad al presidente López Obrador, y su criterio y su propia forma de ver el mundo, específicamente por lo que hace a la función gubernamental.
Como parte de la 4T trata de ser políticamente correcto y encajar en el discurso, casi siempre locuaz, del presidente. En el fondo, Bedolla es un convencido de que a éste, al presidente, hay que seguirle la corriente, pero en los hechos mantener un rumbo opuesto si lo que se quiere es gobernar teniendo como punto de referencia y de objetivo central, la sociedad.
A guisa de ejemplo, este martes el michoacano soltó que le gustaría que fueran los militares quienes construyan los edificios que requerirá el IMSS para trasladarse a Morelia, dado que ya demostraron su valía en el aeropuerto de Santa Lucía, aunque ahora se encuentran ocupados en el Tren Maya. Fustigó a las empresas constructoras por su rezago en la edificación de los distribuidores viales de salida a Salamanca y Mil Cumbres.
Bedolla es morenista, sí, habla en foros públicos como morenista, pero no piensa como tal. Al hablar con él, le queda a uno claro que tiene una idea nítida del desarrollo y la importancia en ese sentido de la inversión privada, y la mejor prueba de ello son los puentes que ha tendido con el sector empresarial michoacano, a contra corriente del enfrentamiento que a diario sostiene López Obrador con empresarios de todos los rangos.
En su dicho sobre el IMSS, es evidente que el gobernador busca no chocar con el absurdo discurso presidencial, montándose en el guiño a los militares y su inescrupulosa injerencia de la obra pública en el país. En realidad, Bedolla sabe que los militares están en completo fuera de lugar construyendo el aeropuerto y el Tren Maya y que pensar que debieran ser ellos los que edifiquen los inmuebles del IMSS, es meramente anecdótico, es para aparentar que se identifica con la visión presidencial. Si de él dependiera, por supuesto esa obra en Morelia la ejecutarían las empresas privadas. Decir lo contrario, es solo para endulzar el oído en Palacio Nacional.
Sin duda, todo un esfuerzo titánico debe ser navegar por el gobierno enviando señales de identificación con el presidente, pero al mismo tiempo tratar de, en los hechos, ir en sentido opuesto a él…pero sin que se note.
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