Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella
Joan Baez (1941-?) Cantante norteamericano
Wilfrido Lázaro Medina, Raymundo Arreola, Carlos Quintana, Macarena Chávez, Andrea Villanueva, Alma Mireya González, Miguel Ángel Villegas, Antonio García Conejo, Nayeli Huerta, Ángel Cedillo, Manuel López Meléndez, Raúl Prieto, Guadalupe Aguilera, Belinda Iturbide, Francisco Campos, Ernesto Núñez Aguilar, Juanita Ramirez y Juan Pablo Puebla, buscarán reelegirse como diputados locales, o bien ser candidatos de sus partidos a una diputación federal o a alguna alcaldía.
¿Y eso qué tiene de novedad? Nada, ciertamente. Ellos han hecho pública esa intención, los partidos a los que pertenecen así lo han anunciado y están en su derecho de hacerlo, incluyendo reelegirse, posibilidad ya contemplada en la ley.
¿Y entonces? Nada, que al margen de ello, todos tienen en común un hecho vergonzoso que, de haber ética y moral, decencia y decoro en nuestros políticos, los excluiría de esa expectativa: todos ellos dieron un ominoso manto de inmunidad al Auditor Superior de Michoacán, José Luis López Salgado, ante las sólidas acusaciones de que desacató instrucciones del propio Poder Legislativo, que ante cualquiera otro grupo de diputados con más vergüenza y pantalones, lo habrían llevado a juicio político y lo que ello derivara.
Es decir, todos ellos tienen tres cosas en común: votar por la inmunidad para el auditor, ausencia de vergüenza y buscar ahora otra posición política. Ah, y una más: que irán otra vez a pedirnos el voto.
Y ahí vendrá lo bueno: ¿con qué cara irán por un segundo -y en algunos casos tercero o cuarto- voto?, ¿qué contestarán cuando al pedirnos humildemente nuestro apoyo ciudadano en las urnas el próximo primero de julio, les recordemos su vergonzoso episodio del 8 de marzo?
Cualquier explicación que den, será usada en su contra; nada vale cuando se ponen por delante la inmoralidad y la desfachatez.
Unos votaron en contra del juicio a López Salgado y otros simplemente salieron “al baño” a la hora de las votaciones, porque ni siquiera tuvieron el valor de hacerlo en ningún sentido.
Seremos los ciudadanos imbéciles a grado extremo, si luego de este antecedente, los volvemos a hacer diputados o alcaldes. Veremos.