En política sólo triunfa quien pone la vela hacia donde sopla el aire; jamás quien quiere que sople el aire hacia donde pone la vela
Antonio Machado (1875-1939) Poeta español
Si hay matrimonios de conveniencia, también hay divorcios o separaciones con el mismo objetivo. Me parece que la renuncia de Juan Carlos Barragán a su militancia al PRD y al gobierno del estado, puede ser un alivio para ambos, para él y para el Sol Azteca y el silvanismo, es decir, una separación de conveniencia mutua.
No hay duda que Barragán representaba el principal activo del perredismo en Morelia; la capital le ha dado la espalda al PRD desde siempre y aquel logró forjar un liderazgo nada despreciable, sobre todo producto del manejo de la gestión y los programas sociales que siempre le han acompañado. Empero, con todo y ese posicionamiento, difícilmente le alcanzaría al PRD para competir por la alcaldía capitalina.
De hecho, la estrategia de Silvano Aureoles es ir por una alianza con priístas y panistas no sólo para la gubernatura, sino también para la alcaldía moreliana, y claramente Barragán no encajaría en esa lógica, porque es altamente probable que el candidato sea alguien ajeno a los tres partidos aliancistas, lo mismo que en el caso de la gubernatura. Barragán siente que ha llegado su momento de buscar la alcaldía capitalina y ser partícipe de una alianza chocaría con su proyecto personal.
Por eso, Aureoles y el PRD, por una parte, y Barragán por la otra, buscaron una separación de conveniencia, y creo que la lograron: el gobernador y jefe político del perredismo deja de sentir la presión de Barragán y estará ahora más libre para montar una alianza opositora a Morena con un candidato independiente; y Barragán igualmente estará ahora más cómodo para buscar su sueño de ser alcalde, evidentemente por otra vía.
Ello explica la cordialidad y hasta tersura del encuentro de este lunes por la tarde-noche entre el secretario de Gobierno, Carlos Herrera Tello, y Barragán; éste le presentó su renuncia al cargo de secretario de Desarrollo Social y Humano de la administración silvanista. Ambas partes resaltaron la cordialidad de la reunión, muy distante del escenario que previeron algunos de choque frontal. No hubo tal, porque mutuamente se quitaron un peso de encima. Fue, a todas luces, un divorcio de conveniencia.
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