El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros
Ambroise Bierce (1842-1914) Escritor norteamericano
Fernando Rodríguez Herrejón, regidor capitalino, se ha auto designado el “contador” de los morelianos. Y está bien, claro que es necesario que alguien, desde cualquier nivel de gobierno, se convierta en efecto en nuestro contador, nuestro auditor de las finanzas públicas.
Pero para ser un “contador” confiable, Rodríguez debe no caer en trampas o, al menos, en yerros informativos. En sesión de Cabildo este martes, “denuncia” que en estos tres años de gobierno independiente, el gasto corriente, es decir, el destinado al pago de salarios y prestaciones de los servidores públicos municipales, se elevó de 429 a mil millones de pesos por año.
Así, bote pronto, suena alarmante la declaración de nuestro contador y si nos atenemos sólo a ella, por supuesto sería obligado cuestionar al gobierno que ha encabezado en este lapso Alfonso Martínez Alcázar.
Pero una rápida revisión de cifras oficiales, revela que, en efecto, la nómina sí es hoy de mil millones de pesos al año, pero no era de 429 en 2015, sino de 600 millones, es decir, la diferencia es menor a la planteada por el regidor.
Pero conocer el destino de esos cuatrocientos millones adicionales, es imprescindible para calificar si fue justificado el aumento o no. La explicación que le da Alberto Guzmán, el tesorero municipal, a Karla Ayala, establece que ese dinero adicional es el resultado de la contratación de más de quinientos policías durante los últimos tres años, así como el aumento anual de los niveles salariales de la burocracia y, también es cierto, la contratación de personal extra en áreas como Inspección y Vigilancia, ante la necesidad de contener la presencia de vendedores informales en el Centro Histórico, y en la propia Tesorería, para realizar trabajos de actualización del valor catastral de los inmuebles de la ciudad.
Se aplaude la disposición de Rodríguez Herrejón de convertirse en nuestros ojos al interior del ayuntamiento, pero para serlo eficazmente debe compartirnos informes completos, no sesgados, no amarillistas.
Su rompimiento personal y político con Alfonso Martínez, no debe llevarle a cometer exabruptos o deslices, aunque no fuesen de mala fe. Sólo así tendrá éxito en su papel de contador de los morelianos. Bueno, lo hubiera tenido, porque la administración municipal llegó a su fin.
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