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miércoles, agosto 6, 2025

EL CUENTO DE QUE LA LEY ES LA LEY

Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla

Stanislaw Jerzy (1909-1966) Poeta polaco

 

jaimelopezEl presidente López Obrador tiene el especial encanto de superarse a sí mismo en barbaridades y dislates. Y cuando ya parece haber llegado al extremo, invariablemente encuentra la forma de confirmar su capacidad ilimitada en ese sentido.

Empero, hay de frases a frases, de posiciones a posiciones, de ocurrencias a ocurrencias, de barbaridades a barbaridades. La de este miércoles en la mañanera no solo rebasó cualquier límite de lo predecible, aún en tratándose de él. Lo de este miércoles es el dibujo exacto de sí mismo.

Al abordar el tema del análisis que hace esta semana la Corte en torno a la validez de la reforma eléctrica, López Obrador, airado, fuera de sí, soltó la que es la reflexión más importante, por peligrosa, de lo que lleva en el poder: “…y no me vengan a mí con ese cuento de que la ley es la ley…”, dijo en referencia al actuar de los ministros, en clara presión para que se decanten por avalar su reforma, más allá de si tiene o no sustento legal.

La frase le dibuja de cuerpo entero: tenemos un presidente que no solo no sabe de leyes, sino peor aún, que no las acepta, sobre todo si le son un estorbo. Un presidente que se supone con un halo divino que le pone por encima de cualquier ley terrenal. Un presidente que se regocija violándola. Un presidente que supone que el fin justifica el medio. Un presidente anárquico. Un presidente del caos.

Si bien no parecía ya haber muchas dudas al respecto, este miércoles López Obrador dejó en claro que la ley vale para él lo mismo que el papel higiénico. En el desquiciamiento absoluto, el presidente ha entrado en un tobogán, con el país colgando, que tiene por extremo la oscuridad de la dictadura.

El presidente está fuera de sí, sin control emocional, dice sin empacho lo que piensa y eso es extremadamente peligroso, porque del dicho se pasa al hecho. Nada parece impedirle que emita un decreto que desaparezca al INE, que suprima a la Corte y al Poder Legislativo, y que en el 24 decida ampliar su mandato. A fin de cuentas tendrá tres factores en su respaldo: las fuerzas militares, al pueblo bueno y sabio, y su tesis de que nadie le salga con el cuento de que la ley es la ley. Si no al tiempo.

twitter@jaimelopezmtz

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