El mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto:
Henry David Thoreau (1817-1862) Escritor estadounidense
No hay duda de que Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan, ha sabido explotar para su beneficio un manejo de redes sociales impecable. De lo que no estoy seguro es que ello le beneficie en algo a sus gobernados.
Con un perfil entrón, echado para adelante, confrontador y retador lo mismo del crimen organizado que de la presidenta Sheinbaum y del gobernador Bedolla, Manzo ha tenido la sapiencia de construir un personaje altamente redituable en términos de posicionamiento mediático y de redes. Sabedor de que el problema número uno de México, y de su municipio, claro, es la inseguridad, la criminalidad derivada del empoderamiento de los cárteles, ha sido lo suficientemente sagaz, y osado, hay que decirlo, para diseñar un personaje que lo mismo le mienta la madre a los mafiosos que paraliza la construcción del teleférico en su ciudad, obra insigne del gobernador. Es un auténtico fajador, si esto fuera boxeo. Nada parece arredrarlo, y eso le significa ser el político michoacano más conocido. Y cómo no, si lo que los uruapenses, los michoacanos y los mexicanos queremos es alguien con sus pantalones tan bien puestos que ose confrontar a la criminalidad.
El problema es que ese personaje es ficticio. Le ha dado resultados pero sólo a su creador, y sólo en el terreno político. Uruapan lidera el rubro de las ejecuciones este año, como siempre ha sido, lo que pone en duda la eficacia de Manzo y su papel de Juan sin Miedo. Si su personaje no produce una mejora en la vida de los uruapenses, llegará el momento en que su halo de influencer comience a debilitarse. Al “del sombrero”, pero sobre todo a Uruapan, le urge comenzar a dar resultados. Aún no se ven. Si lo logra sí puede volverse el perfil a vencer en el 27, incluso para la gubernatura. Caso contrario, su imagen, ahora en la estratósfera, se desinflará irremediablemente. Sus miles de likes se podrán traducir en votos si y sólo si frena el infierno en que se ha convertido su municipio. Cierto, no depende de él por entero, sino del apoyo que reciba de los gobiernos estatal y federal, pero en lograrlo ha asumido un temerario compromiso. Uruapan merece seguridad y tranquilidad, no solo un alcalde empoderado políticamente pero con su municipio hecho pedazos. X@jaimelopezmtz