Una inversión en conocimiento paga el mejor interés
Benjamín Franklin (1706-1790) Político e inventor norteamericano
Tiene el reloj corriendo y el tiempo en su contra, pero la Universidad Michoacana ni suda ni se acongoja.
Las secretarías de Hacienda y Educación Pública le han dejado claro que si no hay reforma a su régimen de jubilaciones y pensiones, debe irse olvidando de cualquier otro apoyo financiero extraordinario de la Federación, y que tendrá que sujetarse al recurso que por ley le fue asignado para este año en el Presupuesto de Egresos.
El problema es que, ya se sabe, el recurso presupuestado tanto por la Federación como por el gobierno estatal, le alcanza a la Universidad sólo hasta septiembre cada año, y en el actual no será la excepción.
La Universidad, pues, volverá a depender este 2019 de las gestiones ante el Estado y la Federación; hasta ahora, ya sabemos, siempre ha encontrado la manera de que alguno de los dos niveles gubernamentales, o los dos, salga al quite y le canalice los recursos financieros para el último trimestre de cada año.
Pero resulta que este año ya no será así: el Gobierno estatal está para que lo auxilien, no para él auxiliar a nadie, y la Federación, a través de Hacienda y la SEP, ya han puesto como requisito algo absolutamente razonable: primero la Universidad debe aplicar su reforma al régimen de jubilaciones y pensiones, y luego puede hablarse de algún recurso extraordinario; antes, imposible.
La advertencia la plantearon Hacienda y la SEP desde enero, pero es hora que la Universidad no se decide a cumplir el requisito. Es difícil comprender por qué, pero es muy probable que esa indiferencia sea originada por la negativa de los sindicatos a aceptar la referida reforma, seguros de que, como ha sido hasta ahora, ni el Estado ni la Federación tendrán las agallas de dejar morir de inanición a la Universidad, y al final siempre terminarán lanzándole un salvavidas. Confían que este año será lo mismo.
¡Aguas!, la apuesta puede resultarle muy cara a la Universidad. Me parece que este año sí le harán afectiva los gobiernos Federal y estatal que no saldrán al quite, y para ser sinceros, es sano que así fuera, porque está claro que por sí misma, la institución jamás se reformará, que sólo el chicote hará que dé ese paso.
Hasta ahora, ya a mediados de marzo, los nicolaitas no han siquiera comenzado a diseñar la multicitada reforma y no se ve que les corra mucha prisa. Parece más bien correrles pero atole en las venas. Todo apunta a que esa apatía llevará a que, por fin, el 2019 sea el año que el destino alcanzó a la Michoacana. Veremos.