Las verdades eternas trasladadas a la política son un primer paso al totalitarismo:
Juan María Brandes (1932-2011) Político español
No consta, aunque tampoco nadie pueda meter las manos al fuego por él, pero la investigación que ha abierto el fiscal Gertz Manero en contra del expresidente Peña Nieto no huele, apesta a distractor, a cortina de humo para tratar de mitigar el impacto que ha tenido el señalamiento del gobierno norteamericano en contra de Alfonso Romo, como presunto lavador de dinero del cártel de Sinaloa.
Y es que quien realmente está siendo sentado en el banquillo de los acusados, es Andrés Manuel López Obrador, de quien Romo fue su brazo derecho financiero.
Por eso, el gobierno de Claudia Sheinbaum ni tardo ni perezoso salió al quite, y con el siempre comedido fiscal de la República quiso sacar raja a una filtración periodística sin fuente confiable, que señala que Peña habría recibido 25 millones de dólares como soborno israelí para la compra del sistema de espionaje Pegasus.
Peña no es ningún ejemplo de honradez, queda claro, pero el señalamiento adolece de pruebas. Aún así, la 4T se dispone rauda a abrirle una investigación, claramente como efecto de cortina de humo para proteger al dúo AMLO-Romo, al menos frente a la opinión pública.
Curioso que Sheinbaum exige pruebas ante cualquier denuncia formal o informal que sea en contra de alguien de la 4T, pero sin rubor alaba que la Fiscalía abra indagatoria contra Peña sin una sola en su contra. Algo similar al caso García Luna, sentenciado en Estados Unidos sin ninguna prueba en contra, solo el dicho de narcos en calidad de testigos protegidos de los fiscales norteamericanos.
Aquí la 4T aplaude la sentencia, pero cuando del mismo país del norte provienen versiones de que el clan Guzmán ha comenzado a soltar los nombres de los políticos mexicanos vinculados a los cárteles, Sheinbaum y la 4T en pleno se sientan ofendidos y exigen pruebas contundentes.
Es la típica doble postura en los tiempos estelares cuatroteístas.
X@jaimelopezmtz