Estoy a favor de la verdad, la diga quien la diga, y a favor de la justicia, a favor o en contra de quien sea:
Malcolm (1925-1965) Luchador social estadounidense
Que para los gobiernos de la 4T la salud es plato de segunda mesa, no hay duda. Sí la hay, en cambio, para explicar el porqué: hay quien aduce que el desabasto de medicamentos, la disminución de vacunas y el deterioro de la infraestructura hospitalaria, son producto de la negligencia, la ineficacia o la inexperiencia los funcionarios del sector.
Sin discusión, todos esos factores están presentes, pero son insuficientes para entender las causas del abandono cuatroteísta del sector salud. En todo caso, esos elementos son remontables, sobre todo con voluntad y experiencia.
Ya en este momento no tengo duda alguna de que se trata de una decisión planificada, intencional primero de López Obrador y ahora de Sheinbaum.
En efecto, que el sector salud se caiga a pedazos, no es producto de la negligencia ni la inexperiencia, sino de una “política pública” -de algún modo hay que llamarla- destinada a empobrecer y volver más vulnerable a la sociedad, para que cada vez dependa más de las dádivas gubernamentales.
Lo dijo López Obrador: entre más pobres, los mexicanos más le sirven al gobierno, ergo, hay que buscar su depauperación, comenzando por la salud.
¿Pero qué gana el gobierno con eso?, casi nada, que le sea dependiente la sociedad, que ésta sea iletrada, improductiva y enferma. Una sociedad preparada y saludable se vuelve abierta de conciencia y por ende, demandante y exigente. Una sociedad en sentido inverso, es dócil, manejable y apática. Cualquier dádiva oficial la festeja como un hecho histórico y mantiene en un 70 por ciento el índice de aceptación o popularidad de una presidenta.
La doctrina del Foro de Sao Paolo está aplicándose a pie juntillas en México desde el 2018. Solo un ciego no lo ve. X@jaimelopezmtz



