En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal
Edward Kennedy (1932-20099 Político norteamericano
Mario Delgado recibió la orden presidencial de apersonarse en el INE y presentar la demanda de que le sea cancelado el registro como partido político al PAN, “por tener vínculos con el crimen organizado”, a raíz de la declaratoria de culpabilidad de Genaro García Luna, en una corte neoyorkina, justamente por ese mismo motivo.
Ni tardo ni perezoso, Delgado cumplió la instrucción, pero más tardaba en hacerlo, que Marko Cortés, su contraparte panista, llegaba también a la sede del INE precisamente a revirar la acusación: demandó sancionar a Morena porque, dijo, sus gobernantes invariablemente han estado vinculados a los cárteles de la criminalidad.
Claramente, ninguna de las demandas prosperará: si morenistas y panistas realmente querían que se castiguen sus respectivos vínculos con el crimen organizado, a donde debieron presentar su denuncia no fue en el INE, sino en la Fiscalía General de la República, organismo que aunque sea parte de la 4T, teóricamente al menos debiera indagar al respecto. Pero tanto Delgado como Cortés saben que acudir al INE tiene más peso político y mediático, aunque no legal. El INE no puede hacer nada sobre el particular, pero los reflectores se concentraron en sus oficinas con ese motivo.
Que los partidos y buena parte de los gobernantes emanados de ellos tienen vínculos con el crimen, no hay la menor duda. Es de dominio público. Pero no solo Morena y PAN. Es un fenómeno absolutamente generalizado, que corroe a todo el sistema político mexicano. Nadie se encuentra a salvo. Luego entonces, ¿quién puede lanzar la primera piedra? Me parece que nadie, todos cojean de la misma pierna, pero se trata de sacar raja en una disyuntiva meramente electorera.
Más le vale a morenistas y panistas que el INE desestime, como se prevé, sus respectivas acusaciones, porque si va al fondo caro les saldrá. Pero no solo a esos dos partidos, el lodazal cubrirá a todos los demás. Si vamos a ir a fondo y en serio, adelante, si no, ni para qué moverle a unas aguas ya demasiado enturbiadas.
Y a la pesadilla ya solo le faltan 579 días.
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