La corrupción la pagan los pobres
Papa Francisco (1936-?) 266 papa de la Iglesia Católica
La puesta en operación del Metrobús en Morelia debe ser considerada como una auténtica prioridad para el gobernador Ramírez Bedolla y para el alcalde Alfonso Martínez. Parece haber comunión en ese sentido, pero también aparece en el horizonte un escollo que, aunque previsible, no deja de llamar la atención, porque podría impedir, o al menos retrasar, dicho proyecto: los líderes del transporte estatal.
En efecto, ya casi todos ellos han levantado la ceja ante los anuncios cada vez más sólidos y continuos de ambos mandatarios, en el sentido de que es un hecho la puesta en operación de un sistema de Metrobús en esta capital.
El asunto es que ante una acción gubernamental que claramente beneficiará a miles de morelianos, no puede caber siquiera la posibilidad de que intereses particulares puedan impedirla. El gobierno puede, y debe, echar mano de todo vehículo de comunicación en este caso con los sectores vinculados al transporte público, para informarles el proyecto integral del Metrobús. Pero solo para eso, informarles, no para pedirles autorización. El gobierno es el rector del sector, no rehén del mismo. Los líderes argumentan que primero deben conocerlo a detalle para ver si están o no de acuerdo con él. Se trata de un chantaje al cual el gobierno no puede prestarse.
El Metrobús debe ir, sí o sí, porque sería un enorme beneficio para miles de morelianos, sobre todo si tomamos en cuenta en pésimo servicio de transporte urbano que hoy en día opera en la capital. Los líderes lo consideran una competencia desleal. Será una competencia, sí, pero no desleal. Se trata de mejorar la oferta, no de proteger intereses particulares. A los líderes del sector les tiene sin cuidado la población que debe utilizar el transporte público, mientras para ellos siga siendo negocio, lo de menos es la calidad del servicio que prestan.
En cambio, el gobierno sí debe ver como prioridad el mejorar la calidad y la cobertura del transporte público, y claramente el Metrobús servirá para ese objetivo. Es de esperarse, pues, que tanto Ramírez Bedolla como Martínez Alcázar se fajen los pantalones y no cedan ante el chantaje de los líderes del transporte. Veremos. Y mientras, a la pesadilla todavía le faltan 659 días.
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