No se puede matar la verdad, ni la justicia, ni matar aquello por lo que luchamos:
Jean Dominique (1952-1997) Periodista y activista francés
Muchos se ufanan, quizá sin mucha justificación, que Michoacán siempre ha sido una especie de “laboratorio político”; otros le tildan de estado vanguardista en materia de cambios sociales, y hay otros que lo califican de crisol de grandes pensadores y cuna de ideas revolucionarias y de avanzada. Es probable que de todo un poco sea el estado.
Pero de lo que no hay duda es de que aquí se han presentado dos de los hechos negros que marcan al país de manera trágicamente protagónica en su historia reciente: el 15 de septiembre de 2008 tuvo lugar en Morelia el primer ataque terrorista a población civil, al detonar artefactos explosivos en plena celebración de “El Grito”, con saldo de ocho muertos y cientos de heridos. Todos asistentes a la “festividad”.
Y ahora este sábado vuelve a quedar marcado el estado al registrar un hecho sin precedentes en el país: la explosión de un coche-bomba frente a un cuartel policiaco en Coahuayana, en la costa michoacana. Cinco personas perdieron la vida, cuatro policías y el conductor del vehículo.
Hechos que marcan para siempre a un estado por naturaleza sangriento, violento, cruento; un estado salvaje y bárbaro. Pero además, un estado en el que el signo es la impunidad.
Impunidad hubo en los granadazos de 2008. No solo impunidad, sino detenciones arbitrarias e injustas, chivos expiatorios que encontraron los gobiernos federal y estatal, que a la vuelta de los años salieron exonerados. La revista Proceso publicó en ese tiempo que tras la tragedia, funcionarios policiacos de primer nivel del gobierno de Leonel Godoy sostuvieron una reunión secreta con líderes de la Familia Michoacana para organizar una estrategia conjunta que retirara las acusaciones contra el cártel. Nunca nadie desmintió ese encuentro.
Es de esperarse que ahora no haya igualmente desviaciones de ningún tipo en las investigaciones. Bueno, en realidad habría que exigir primero que haya investigaciones. Éstas las ha atraído formalmente la Fiscalía General de la República, que lamentablemente no es sinónimo de eficacia ni imparcialidad. De la FGR cuatroteísta es posible esperar cualquier cosa, menos resultados.
Eso sí, cuando Claudia Sheinbaum se regodeaba feliz en el zócalo capitalino en “su” fiesta, en el cumpleaños siete de la tragedia llamada 4T, ella ya estaba enterada de lo ocurrido en Coahuayana, pero no le mereció una línea de su emotivo mensaje. Como si hubieran matado un perro en las costas michoacanas. Si un coche bomba no le merece atención a la presidenta, se entiende el estado caótico en que campea la actualidad mexicana. X @jaimelopezmtz



