spot_img
33.1 C
Morelia
miércoles, mayo 14, 2025

EL MIEDO NO ANDA EN BURRO

jaimelopez

No desgasta el poder; lo que desgasta en no tenerlo

Giulio Andreotti (1919-2013) Periodista italiano

El ayuntamiento moreliano y el sindicato del Ooapas alcanzaron un acuerdo que, si se materializa plenamente, bien puede constituir un paradigma y sentar un precedente de cómo poner límites a la voracidad sindical, voracidad que, tratándose de entidades gubernamentales, invariablemente llevará a éstas a la quiebra.

De entrada, se logró la reducción de casi un centenar de plazas tanto de base como de confianza; se acordó la congelación definitiva de plazas que queden vacantes; se redujo la aportación patronal para el Fondo de Retiro, lo mismo que la del Fondo de Jubilaciones y Pensiones, así como una disminución en el número de días de aguinaldo, entre otros varios aspectos más, como el hecho de que el municipio absorberá ya el pago del impuesto sobre la renta de los trabajadores que en total le significarán al Municipio un ahorro cercano a los ciento cincuenta millones de pesos este año.

La estimación es que por primera ocasión en su historia, el Ooapas no sea en 2019 deficitario, y que por tanto no tenga que ser subsidiado con recursos municipales, y que a partir de 2020 comience a generar sus propias utilidades, como en teoría debiera ser normal en una oficina encargada de la política institucional en materia de dotación y cobro del servicio de agua potable y alcantarillado. En manos de cualquier empresa privada, sería altamente redituable, no en manos gubernamentales, no al menos hasta ahora.

Los empleados del Ooapas se convirtieron en una élite sindical, con salarios y prestaciones que por supuesto no tiene ningún burócrata. Algo injusto porque un trabajador del organismo percibe en promedio el triple de sus compañeros del mismo ayuntamiento.

A cada alcalde y director del organismo, el sindicato pudo doblegar a través de chantaje y presiones. Alfonso Martínez Alcázar, el anterior edil, fue el primero en poner un alto a la tradicional voracidad sindical, pero no pudo rematar su objetivo. De hecho, su administración cerró con paro de actividades en el organismo. Raúl Morón encontró un sindicato ya cada vez más temeroso de que incluso pudiera decretarse el cierre de la institución, ante la quiebra financiera a la que le llevó el propio grupo de empleados.

Lo que hizo Morón fue aprovechar la coyuntura y dar el último apretón al sindicato. En las negociaciones nunca mencionó por su nombre la posibilidad de declarar el cierre del Ooapas, pero el fantasma ya rondaba y se sirvió de él para “convencer” a los empleados de que, incluso por su propia conveniencia, era preferible mantener las ya de por sí privilegiadas condiciones, antes de arriesgar a una liquidación masiva.

Seguro más por instinto de sobrevivencia que por conciencia, los sindicalizados aceptaron ceder en una larga lista de canonjías históricas y demandas actuales. Aun así, siguen siendo empleados de élite, pero ya contenidos en su voracidad.

Hizo bien el ayuntamiento en arrinconar al sindicato y habrá que reconocer que éste también hizo bien en negociar una firma decorosa, mucho más que decorosa, antes que matar de plano a la gallina de los huevos de oro. Dicen que el miedo no anda en burro. A tiempo parece haberlo entendido el sindicato del Ooapas. jaimelopezmartinez@hotmail.como twitter@jaimelopezmtz>

 

Noticias Recientes
spot_img
Noticias Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí