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viernes, octubre 4, 2024

EL MUNDO DE DISNEY DEL GOBERNADOR

La política es el arte de asociar a los hombres.

Johannes Althusius (1557-1638) Filósofo alemán

Alfredo Ramírez Bedolla parece haber entrado en la inexorable ruta de todo, o casi todo gobernante: envolverse en una burbuja que impide ver más allá de sí mismo. En esa burbuja, se nubla la realidad y el panorama se vuelve color rosa, porque todo cuanto le rodea es como el mundo de Disneylandia.

Cotija sigue sin alcalde porque el jefe de plaza le amenazó y tuvo que huir; los limoneros y aguacateros, todos, siguen en las garras de la extorsión y del cobro de piso; buena parte de los alcaldes viven sometidos por la criminalidad; los hospitales que maneja el gobierno del estado no tienen ni vendas para los pacientes y sus farmacias están literalmente vacías; transitar por las carreteras es jugar a la ruleta rusa, tanto por el riesgo de ser víctimas de algún hecho delictivo, como por el deplorable estado en que se encuentran; rúas en las que además a diario hay quema de vehículos; no hay inversiones privadas en ningún rubro; el turismo se redujo a lo local, el internacional ya es nulo; los puentes de comunicación con empresarios, sindicatos, organismos no gubernamentales, medios de comunicación, no existen.

Y en ese entorno, el gobernador dedica su agenda a tomarse la foto en el interior de una cabina de lo que se supone será el Teleférico de Morelia. Se traslada a Ciudad Universitaria, donde se instalará una terminal, sube a redes el hecho y sonriente posa con estudiantes.

De no estar incendiado Michoacán, en la ingobernabilidad total, podría entenderse que el mandatario dedique parte de su tiempo a supervisar en persona una obra como el Teleférico, que tampoco es tan relevante como para priorizarla por encima de otros temas, como los descritos.

Para Bedolla ni la inseguridad ni los problemas en salud ameritan que les dedique parte de su valioso tiempo, pero un ridículo teleférico sí. Eso evidencia que paulatinamente va perdiendo el sentido de la realidad y, como casi todos quienes ostentan esos cargos, prefiere envolverse en la referida burbuja, porque ante su incapacidad para resolver los verdaderos problemas, decide cobijarse en la protección que ella ofrece. Y, por lo que se ve, como advirtió López Obrador, lo mejor es lo peor que se va a poner.

Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan seis días.

X@jaimelopezmtz

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