Con las leyes pasa como con las salchichas: es mejor no ver cómo se hacen
Otto Von Bismarck (1815-1898) Político alemán
No sé si el nivel del perfil del sacerdote Francisco Martínez alcanzaría en otras circunstancias como para que el Congreso del Estado lo galardone con la presea más importante del poder público en Michoacán, la Melchor Ocampo, pero es claro que al menos si se le compara con otras recientes condecoraciones del propio Congreso, es menos cuestionable.
El clérigo recibirá la presea Ocampo; este miércoles los diputados avalaron la propuesta de Morena (para no variar, el reconocimiento también forma parte de la repartición del pastel entre bancadas).
Con antecedentes francamente polémicos, había la duda de que, otra vez, los diputados hicieran el ridículo con alguna designación moral y éticamente en el filo de la navaja; hablamos de la misma presea de hace dos años, en la anterior Legislatura, cuando el priísta Raymundo Arreola empujó por entregársela a un grupo musical de su tierra, Nueva Italia, que tiene como característica principal hacer loas con su música al narcotráfico y la criminalidad. Sospechosa o ingenuamente -como quiera verse-, el resto de los legisladores avaló la propuesta de Arreola.
Pero la actual Legislatura no canta mal las rancheras: apenas hace un mes realizó otra aprobación igual de cuestionable, entregar la Presea al Mérito Docente a la Normal de Arteaga, escuela, lo saben todos, incluidos los diputados, forjadora de maestros, sí, pero maestros del secuestro, el robo y en generar ingobernabilidad, y por si fuera poco, no alejada de ligas históricas con el crimen organizado.
Con esos recientes antecedentes, era lógico pensar en otra designación así de cuestionable, pero afortunadamente no fue así, sin que eso signifique que la del sacerdote Martínez sea la ideal.
El prelado, ciertamente, se ha caracterizado en la meseta purépecha por encabezar tareas comunales en favor del medio ambiente y por impulsar la organización de los pobladores para demandar acciones gubernamentales en sus comunidades; empero, no estoy tan seguro que ello sea suficiente para recibir el reconocimiento más importante del Estado y, además, tampoco lo estoy que sea prudente enaltecer a un líder religioso.
Empero, esos “asegunes” son nimiedad si se les compara con la inmoralidad de los reconocimientos a un grupo que hace apología del narco y a una escuela de terroristas; visto así, no queda sino evaluarlo por el lado positivo y respaldar la designación del sacerdote…con todo y todo.
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