Cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene
Tácito (56-120) Gobernador romano
Juan Antonio Bernal, director de la Academia Estatal de Policía, puso el dedo en la llaga: en Michoacán, como en el país, los estados –y ni hablar de los municipios- no tienen grupos tácticos con la capacidad para enfrentar al crimen organizado.
A propósito de la masacre de policías estatales este lunes en Aguililla, Bernal fue abordado por reporteros respecto de la real capacidad y preparación de los elementos policiacos para hacer frente a ataques del crimen organizado. Reconoció que no hay tal, porque ellos están preparados únicamente para encarar el nivel “básico” de la criminalidad.
Se deduce que se refiere a robacoches, asaltantes, extorsionadores, secuestradores, no a los integrantes de los grandes y poderosos cárteles. El fenómeno, como bien dice, es nacional.
Y lo sucedido en Aguililla prueba su afirmación: los policías estatales no tienen la capacidad ni táctica, ni en armamento, ni en equipo tecnológico, para enfrentar por ejemplo a un cártel del nivel del Jalisco Nueva Generación, presumiblemente el autor de ese ataque. Por supuesto, es loable, casi al grado de heroico, el esfuerzo que hacen los efectivos estatales y en algunos casos los municipales, para encarar a ese tipo de criminales, pero invariablemente van en desventaja en todos sentidos.
Y lo dicho por Bernal se corrobora este miércoles, cuando policías de Zitácuaro abaten a una banda de robacoches, sin sufrir baja alguna. Un éxito ese operativo, porque en ese escenario sí tienen los policías locales la capacidad para salir airosos.
El martes, en Guerrero una partida de militares abatió por completo a un nutrido grupo de miembros de Guerreros Unidos, en enfrentamiento, lo que evidencia que quienes sí están preparados para hacer frente a ese tipo de delincuentes, son justo los militares, incluyendo en ese rango desde luego a los marinos.
La radiografía, pues, parece fácil de describir: los policías civiles deben ir contra los delincuentes del fuero común, y los militares contra los cárteles de primer nivel en la escala criminal. Y sí, es fácil de entender esa lógica. El problema es que la “estrategia” lopez obradorista va justo en sentido contrario: en lugar de fortalecer a las policías civiles, las debilita, y en lugar de acrecentar la presencia militar en las zonas con más presencia del crimen organizado, la reduce a cero, como en Guanajuato, donde el presidente dio la orden de retirar a la Marina, cumpliendo la exigencia del cártel de Santa Rosa.
Si el país hasta antes de la 4T iba camino al despeñadero, hoy ya está en caída libre en él. ¿O alguien puede sensatamente decir lo contrario?
twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com