Soberano es aquel que decide sobre el estado de emergencia
Carl Schmitt (1888-1985) Filósofo alemán
Acaso por mero morbo, pero será sin duda interesante ver cómo se comportará la bancada, la mini bancada por mejor decir, que armará el otrora poderoso PRI, en la próxima 74 legislatura local.
Acostumbrado a dominar históricamente el Congreso del Estado, o en el peor de los casos, a ser primera minoría, el PRI debe ajustar sus métodos parlamentarios porque en la siguiente legislatura tendrá, de cuarenta escaños, ¡cuatro!
Así como se escucha de dramático, lo es para los priístas. Los catorce diputados con los que contó en la legislatura que fenece, la 73, parecen hoy un cuento de hadas inalcanzable.
Con cuatro diputados, el PRI será casi casi como una bancada testimonial, una auténtica chiquillada. La integrarán Adriana Hernández y Yarabí Ávila, que repiten, más Marco Polo Aguirre y Eduardo Orihuela.
¿Para qué alcanza una bancada de cuatro espacios, con morenistas, perredistas y panistas con mayor peso, y con un gobierno estatal opositor?, pues evidentemente para muy poco, para casi nada.
Los cuatro priístas tendrán, eso sí, la posibilidad de una actuación digna y decorosa, si se ubican como oposición que no vende sus escasos, pero en algún momento necesarios votos, sino que profundiza en temas torales, que escarba en rubros espinosos, que propone iniciativas de vanguardia, al margen de que pasen o no, pero que al menos le darían la bandera de una actuación que vaya de la mano de la honestidad.
No es fácil, son priístas, traen por tanto el gen de la corrupción, de la ineficacia y de los acuerdos inconfesables a trasmano, pero si quieren no pasar inadvertidos, y mejor aún, dejar huella aún en condiciones tan adversas, tienen que identificarse, aunque sea inédito para ellos, con una tarea legislativa de vanguardia, de altura de miras. ¿Podrán?
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