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Bernard M. Baruch (1870-1965) Político estadounidense
Que El Abuelo Farías “ponga y quite” presidentes municipales en Tepalcatepec, no es ninguna noticia. Que lo diga el gobernador Aureoles, sí lo es.
La aseveración, en tanto vertida por el mandatario, cobra especial relevancia, porque evidencia que el fenómeno de la injerencia del crimen organizado en la definición de autoridades municipales en Michoacán, es un fenómeno que lejos de hablarse de él en pretérito, hay que hacerlo en presente, en peligroso presente.
En Michoacán, sobre todo en la Tierra Caliente y la Costa –aunque no privativo de éstas-, ha sido una constante durante las últimas dos décadas, que los jefes del crimen organizado pongan y quiten alcaldes y cuando por alguna razón no los colocaron, los sometan ya en el poder a base de intimidación abierta.
Vaya, en ambas regiones ha sido impensable que llegue a ocupar la alcaldía alguien que no sea palomeado por la mafia, pero de alguna manera se generó la impresión de que ello más o menos se había superado en los últimos años, sobre todo a raíz del descabezamiento y desaparición de La Familia Michoacana, primero, y los Caballeros Templarios, después.
Empero, está claro que el fenómeno no ha sido ni con mucho rebasado, y así lo reconoce el propio gobernador. La diferencia en todo caso es de mera forma: antes había un cártel hegemónico en todo el estado, los alcaldes por tanto pasaban por un solo tamiz; hoy, hay mini cárteles o células delictivas en cada región, en cada municipio incluso, a veces sin conexión entre sí, otras con relativa autonomía, que igual se adueñan literalmente de cada lugar y ello incluye por supuesto la facultad exclusiva de poner y quitar autoridades.
Lo paradójico es que Farías, en la lógica de Alfredo Castillo, no era un delincuente, sino un autodefensa y por tanto hasta protección e impunidad le dio. Qué caro está pagando Michoacán, y más en específico la Tierra Caliente, esa clase de yerros del entonces súper poderoso virrey.
Como sea, ya es una ventaja que abiertamente el gobernador Aureoles diga las cosas por su nombre, aunque aún mejor todavía sería la detención de todos los líderes delincuenciales de la Tierra Caliente, disfrazados o no de “civiles”, que por lo visto siguen manejando a sus anchas hasta la política en la zona. Veremos.
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