La crítica puede no ser agradable, pero es necesaria; se cumple la misma función que el dolor en el cuerpo humano: llama la atención sobre un estado poco saludable
Winston Churchill (1874-1965) Político británico
Puede parecer trillado y hasta cantaleta, pero es evidente que Silvano Aureoles hace bien en no quitar el dedo del renglón, respecto del problema que subyace en la insolvencia económica del gobierno del estado para cumplir en tiempo y forma con el pago de la nómina educativa.
Recuerda el gobernador que del diez por ciento que tenía como obligación aportar el Estado para ese compromiso en 1992, cuando se firmó la descentralización de la educación mexicana, mientras que la Federación absorbía el noventa por ciento restante, paulatinamente ese esquema pactado se fue desequilibrando, hasta casi revertirse en esos porcentajes: hoy la carga mayor recae en el estado y la Federación solo ayuda con «algo».
Y Aureoles no lo dice, pero a ese fenómeno hay que agregar otro igualmente desgastante: la multiplicidad de bonos y prestaciones que los sindicatos magisteriales le han ido arrancando a todos los gobiernos estatales, con excepción justo del silvanista, a cual más de obscenos e inmorales, que tienen postradas las finanzas michoacanas.
Y el tercer factor a considerar en esa lógica, es que ante la incapacidad michoacana para hacer frente a la nómina educativa, ha tenido que ser el invariable respaldo federal la salida, pero ello siempre sujeto a la discrecionalidad del presidente en turno y a su buena o mala relación con el gobernador.
En esa lógica, cobra especial relevancia la urgencia de que el sucesor de Aureoles, Alfredo Ramírez Bedolla, tome como prioridad gestionar, ahora sí, la federalización de la educación, aprovechando su identificación con el presidente López Obrador, aunque habrá un «pero»: los bonos. En cuanto la SEP conozca a detalle el número de ellos y su impacto económico, podrá el grito en el cielo y en una de esas frena en definitiva el proceso. Y, la verdad, sería entendible.
El gran reto entonces para Ramírez Bedolla, no solo será convencer a López Obrador de que se haga cargo de la nómina, sino negociar previamente con el cártel de la CNTE una drástica disminución al esquema de bonos.
Por lo pronto, está claro que tampoco estas dos quincenas de septiembre las podrá pagar el gobierno del estado al magisterio, por lo menos no a tiempo ni incluyendo los inmorales bonos. Así las cosas, con las consecuencias de la vergonzosa sumisión a la CNTE de Lázaro Cárdenas, Leonel Godoy, Fausto Vallejo y Salvador Jara. Twitter @jaimelopezmtz