La política acepta a los hombres donde y tales como son; define sus tendencias y adapta a ellas los actos
Giuseppe Mazzini (1805-1872) Político y periodista italiano
Por supuesto que se explica que la designación del Auditor Superior de Michoacán genere todo tipo de polémicas, choques y acusaciones entre los actores políticos que tienen que tomar esa decisión: los diputados y sus bancadas partidistas. Y es que no es tema menor, es la definición de quién tomará las riendas de la entidad que tiene como objetivo teórico la supervisión de que el dinero público se maneje en Michoacán de acuerdo a lo presupuestado y, en su caso, iniciar la aplicación de sanciones administrativas o legales a quienes cometan actos de corrupción de cualquier índole.
En esa lógica, se explica por qué el tema tiene hoy confrontados a los integrantes de la 74 legislatura.
Por una parte, el martes por la noche se desata la polémica cuando RESPUESTA da a conocer que sólo cinco de los dieciséis aspirantes aprobaron el examen de conocimientos aplicado por la Comisión Inspectora de la Auditoría Superior de Michoacán, y que fue tal la diferencia en resultados entre unos y otros, que en realidad la definición de quién será el auditor se reduce ya a cuatro, los de más altas calificaciones: Moisés Pardo Rodríguez, Elías Acosta García, Miguel Ángel Aguirre Avellaneda y Héctor Acosta Rosales.
Al conocerse ese resultado, horas después se difunde una supuesta conversación digital, vía whats app, entre los diputados priístas Marco Polo Aguirre, presidente de la referida comisión, y Eduardo Orihuela, líder de la bancada tricolor, en la que se evidenciaría que el resultado de esos exámenes a los aspirantes al cargo de Auditor, estaba “arreglado”.
Ello sólo tendría dos posibilidades: el chat es real o armado por alguien, ficticio, pues. En el primer caso, amén de que ambos diputados evidenciarían una torpeza ni siquiera propia de un párvulo, al dialogar sobre temas tan delicados por medio del fácilmente rastreable whats app, sí constituiría una sombra de duda de tal magnitud que obligaría a reponer todo el procedimiento de selección del cargo de Auditor, obviamente en condiciones mucho más legales y transparentes.
La otra posibilidad es que algún “afectado” con los resultados de los exámenes, sea aspirante o bancada legislativa, haya tramado una perversa estrategia para montar un chat ficticio entre ambos diputados priístas, en aras de ensuciar el proceso. También es perfectamente posible.
En todo caso, es obligado para los dos priístas denunciar penalmente el presunto ilícito, a fin de no enturbiar más el camino a la designación del Auditor, al margen de que ambos lo han negado y de alguna manera probado al mostrar sus teléfonos celulares.
En fin, dos cosas quedan claras: una, que a menos que se pruebe que hubo irregularidades en la aplicación del examen, la lista final debe integrarse sólo por los cuatro de mejores calificaciones; el resto debiera retirarse de la contienda, por elemental decencia. Y dos, que los partidos, sus bancadas y los diputados en lo particular, echarán su resto para ir con todo en la búsqueda de colocar a su gallo en esa posición, y en ese intento, todo, absolutamente todo, es posible. Al tiempo.