No olvides que cuando estamos en silencio, somos uno; y cuando hablamos somos dos
Indira Ghandi (1917-1984) Política india
Andrés Manuel López Obrador es, sin duda, el mejor líder opositor que ha existido en México…pero también sin duda el peor presidente. Y su convocatoria para este martes a todos los gobernadores para que acudan a su palacio, el Palacio Nacional, es la mejor prueba de ello.
Hoy, por ahí del mediodía, los gobernadores en pleno –supongo que incluyendo al tamaulipeco Cabeza de Vaca, que enfrenta un proceso de desafuero promovido en San Lázaro por órdenes presidenciales-, estarán en el palacio de López Obrador, para firmar, a propuesta de éste, el Acuerdo Nacional por la Democracia, que en teoría busca que todos los mandatarios, el nacional y los estatales, se comprometan a algo imposible para todos: no inmiscuirse en las elecciones.
En condiciones de normalidad política, dicho Acuerdo no tendría nada de especial, más allá de que siempre, en cada elección, se ha firmado y jamás ha servido para nada. Son eventos demagógicos pero que le sirven a todos: al presidente en turno para erigirse como promotor de la legalidad y la limpieza electoral, y a los gobernadores para no quedarse atrás y sumarse también a la “equidad” de las elecciones.
Pero en esta ocasión resulta alarmante porque desnuda a López Obrador tal cual es: un fantástico opositor al régimen establecido, pero una nulidad como gobernante. El presidente le da toda la importancia del mundo a las elecciones, tanto, que convoca a todos los gobernadores, pero jamás lo ha hecho, a un año de distancia, para abordar el tema de la pandemia.
Y ello tiene una explicación: López Obrador come y duerme con elecciones. Las 24 horas del día en su cabeza no ronda otra cosa que no sean votos y cómo obtenerlos. Todo su accionar, todo él, se orienta a la política y a la elección del 6 de junio. Es un promotor fantástico de la actividad política.
Pero ello contrasta con el hecho de que al cabo de un año de pandemia, no ha convocado una sola vez a los gobernadores para analizar y definir acciones conjuntas para enfrentarla, porque simple y sencillamente no le interesa. Podemos llegar a un millón de muertos, y el presidente no se inmutará jamás con ese tema. De ese tamaño su insensibilidad. Es decir, para asuntos electorales, no duda en convocar a todos los gobernadores; para los relacionados con la pandemia y la salud y vida de los mexicanos, no lo ha hecho, ni lo hará. Aquel es su tema. Este es un asunto trivial. Un gobernante de verdad actuaría en sentido contrario, pero él no lo es, no está hecho para gobernar, su insensibilidad lo impide, está hecho para las lides políticas. Ahí sí, hay que quitarse el sombrero. Solo que con política los mexicanos no nos salvaremos de la pandemia.
En lo dicho: el peor escenario, con el peor gobierno.
twitter@jaimelopezmtz
