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domingo, agosto 3, 2025

EN EL MÉXICO DEL NO PASA NADA

Detrás de cada gran fortuna, hay un delito

Honoré de Balzac (1799-1850) Novelista francés

 

jaimelopezEn cualquier país, en cualquiera, una tragedia como la ocurrida la noche de este lunes en la Ciudad de México, al desplomarse un puente sobre el que corrían vagones del Metro, con la muerte de, hasta ahora, 24 personas y unas ochenta seriamente lesionadas, hubiera ocasionado, al menos, la renuncia inmediata de los funcionarios directamente involucrados.

 

Pero México se cuece aparte. Más hoy, en la 4T. Aquí, ni siquiera una funcionaria menor, como la directora del Metro, tendrá que responsabilizarse de nada ni pagar con su renuncia su injerencia en la tragedia. Mucho menos los servidores públicos auténticamente involucrados, porque resulta que los tres en esta categoría, son intocables: Marcelo Ebrard, Mario Delgado y Claudia Sheinbaum.

Ebrard era el jefe de gobierno capitalino que contrató la construcción de la Línea 12 del Metro; Mario Delgado era el secretario de Finanzas de ese gobierno que pagó la obra, y Sheinbaum lleva dos años sin dar mantenimiento a los trenes del Metro. Desde un inicio la obra fue seriamente cuestionada no solo por la opacidad con la que se contrató y pagó, sino por la evidente mala calidad con que se edificó. Y tantas turbiedades se descubrieron, que Ebrard tuvo que salir huyendo y autoexiliarse en Francia durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, hasta que Andrés Manuel López Obrador negoció con éste la impunidad para su hoy canciller. Pero por si eso fuera poco, debe añadirse que la actual jefa de gobierno ha desestimado la importancia de invertir en el mantenimiento del sistema del Metro.

Fuera de ellos, todo lo demás que se busque orientar en cuanto a responsabilidades, se tratará únicamente de chivos expiatorios, porque los tres señalados son protegidos personalísimos de López Obrador. De hecho, Ebrard y Sheinbaum son sus cartas para el 24, si es que él no decide ampliarse el mandato.

De hecho, este mismo martes el presidente comenzó la operación protectora de los tres, al dedicar la mañanera no a la tragedia, sino a desviar la atención hacia su villana favorito, la prensa, volviendo a la cantaleta de su corrupción. Ebrard, Delgado y Sheinbaum pueden estar tranquilos, en lo político, porque su jefe se asegurará de garantizarles impunidad, pero dudo que en lo personal puedan mantener esa misma tranquilidad: por muy insensibles que sean, 24 muertos les rondarán el resto de sus vidas, atribuibles a su irresponsabilidad, y eso, supongo, no debe dejar dormir a nadie. Supongo, igual y no.

twitter@jaimelopezmtz

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