La política saca a flote lo peor del ser humano
Mario Vargas Llosa (1936-?) Escritor peruano
La aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación por parte de la Cámara de Diputados, tal y cual la ordenó el presidente López Obrador, evidencia que éste no tiene ningún interés real ni en la reforma eléctrica ni en la consulta de revocación de mandato.
¿Y qué conexión tienen entre sí esos temas? No es tan difícil de explicar: a López Obrador lo único que le interesaba en este momento, es que se aprobara el presupuesto del 2022 tal y como él lo diseñó, garantizando la viabilidad de sus obras y sus programas sociales insignes. Nada más.
López Obrador ordenó a Morena cerrarse a cualquier modificación al presupuesto que sugiriera la oposición, pese a que con ello quedaba cancelada su reforma eléctrica, para la cual sí requiere el respaldo opositor. En realidad, el presidente impulsó dicha reforma sabiendo que jamás pasará, pero asegurando de esa forma un discurso incendiario contra los “neoliberales” y “la mafia del poder”, por “traicionar” a la Patria. De haberle interesado realmente dicha reforma, habría aceptado las propuestas opositoras al presupuesto, en un cabildeo obligado de ida y vuelta: hoy por ti, mañana por mí.
Pero tampoco el mandatario está interesado en verdad en que la consulta de revocación de su mandado se lleve a cabo. Por eso autorizó a los diputados morenistas a reducirle el presupuesto destinado al INE justo para ese fin. Sin el dinero necesario, la consulta será mucho más limitada en sus alcances, lo que dará la coartada perfecta al presidente para endilgarle la responsabilidad de su resultado al organismo, sea cual sea. Como en el caso de la reforma eléctrica, si López Obrador realmente estuviera interesado en la consulta, habría ordenado a sus diputados aprobar el presupuesto demandado por el INE.
Nada pasó. No se aceptaron los cambios sugeridos por la oposición en el presupuesto, ni la demanda del INE, lo que cierra la puerta tanto a la reforma eléctrica, porque ahora la oposición cobrará la revancha que preveía el presidente, como a una consulta eficaz del INE, como también lo sabía aquel.
Para no variar, pues, el mandatario se salió con la suya, todo le salió redondo, a pedir de boca. Tiene el presupuesto como lo quería, no habrá reforma eléctrica pero sí pretexto para aceitar su discurso incendiario, y tampoco habrá consulta de revocación cien por ciento creíble, dado que el INE no tendrá el dinero para garantizarla, pero igualmente el hecho le caerá como anillo al dedo para desacreditar más al instituto y alimentar su argumentación de que no sirve para nada y que es mejor desaparecerlo.
En lo dicho: en lo que sus opositores van, AMLO ya viene de regreso. Volverá a ser, ya lo es, el gran ganador en todo este amasijo de temas. Si no, al tiempo.
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