Crecí en una dictadura, donde no se podía hablar de situaciones difíciles; existía la cultura del silencio.
Julia Álvarez (1950-?) Escritora dominicana
No tengo duda que le asiste la razón a la reportera Ormaida Melissa García, cuando le cuestiona a la priista Xóchitl Ruiz la autenticidad o no de su pertenencia a la comunidad lésbico-gay, dado que al amparo de una acción afirmativa pretende ser diputada representando a dicho sector social.
En el PRI michoacano se ha desatado una polémica respecto a la pertinencia o no del cuestionamiento de la periodista. Y sí, hay que convenir que es un tema sensible, en el lindero del derecho a la vida privada de los políticos.
Si Ruiz no buscara ser diputada bajo el registro de la comunidad lésbico-gay, claramente la reportera estaría fuera de lugar en su cuestionamiento, pero dado que pretende un cargo público al que solo tendría derecho si fuera miembro de la referida comunidad, entonces es evidente que la interrogante de la reportera es obligada, fundada y lógica.
Más aún: ya son varios casos de mujeres y hombres de diferentes partidos y en diversos estados, que alcanzan diputaciones logrando que sus partidos los registren como miembros de esa y otras comunidades, como la de migrantes sobre todo. No ser parte de esas comunidades y registrarse como si lo fueran, es engaño a la ley y al electorado.
Por supuesto desconozco cuál es la situación de Xóchitl Ruiz, pero los antecedentes obligan al recelo. La duda de Melissa es razonable y debiera serlo también de los organismos electorales, para que se aseguren que nadie les tome el pelo en el acatamiento a esas acciones afirmativas.
La reportera no cuestiona preferencias sexuales de Ruiz, porque ni a ella ni a nadie nos importan. Sí lo hace, en cambio, exigiendo claridad en el cumplimiento de la norma legal. Punto. Ética y legalmente, Ruiz estaría obligada a responder. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 159 días.
X@jaimelopezmtz
