La igualdad de género ha de ser una realidad vívida
Michelle Bachelet (1951-?) Presidenta de Chile
La marcha femenina de este domingo fue, cómo no, un espejo absolutamente nítido del México actual:
En la marcha, las marchas, las hubo de todo: genuinas, vibrantes, esperanzadoras, pero también injustificadamente violentas, irracionales; con posturas gubernamentales que fueron desde la pasividad vergonzosa ante los desmanes, hasta la indiferencia y el desdén presidencial, sin soslayar planteamientos de algunos gobernadores, como el michoacano, de solidaridad y reconocimiento a la causa femenina, sobre todo en su arista de exigir un alto a la violencia y a la igualdad de oportunidades.
Las hubo con demandas por completo justificadas de las voces que se levantaron en las plazas públicas este domingo por todo el país.
Imposible no indignarse ante la creciente e incontrolable ola de violencia contra las mujeres, pero también imposible no indignarse por el abuso de algunas enfermas que se dicen lideresas, cayendo en la misma violencia que dicen combatir.
Como sea, las marchas dominicales reflejaron la Torre de Babel que es hoy México, aunque claramente el punto de inflexión lo marcará el lunes, con el paro de mujeres, el epílogo de una jornada que puede marcar un parte aguas en la relación histórica de los géneros en el país.
Si era previsible el comportamiento de las marchas dominicales, con sus aristas tan variadas como las descritas, no lo es en cambio el del paro de este lunes; su desarrollo y desenlace son imposibles de augurar.
Es deseable que resulte un éxito absoluto, y eso se medirá no tanto por la respuesta cuantitativa, sino por la calidad de la señal que se envíe: el ya basta debe repicar con firmeza, pero sin la sombra del chantaje ni de la violencia en ningún sentido; es la búsqueda de la equidad total, no del avasallamiento de nadie la que se busca, la que todos exigimos. Veremos.
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