En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno
Konrad Adenauer (1876-1967) Canciller alemán
Hoy, muchos se dicen sorprendidos, o se hacen los sorprendidos. Y para nada: ¡es Andrés Manuel!, luego entonces, ¿cuál es la sorpresa?
“Compló”, clama y vuelve a las andadas López Obrador. Es pillado por el INE en un monumento de desaseo en el manejo de dinero de un fideicomiso creado por él y su partido, Morena, supuestamente para ayudar a damnificados del terremoto de septiembre de 2017.
Y pese a la solidez de las explicaciones y pruebas del INE, López Obrador se dice robado, cuando el robo se cometió por el fideicomiso creado por su partido. Asegura que hay “compló” del INE y de Hacienda, y en todo caso el complot fue el que se armó a través de dicho fideicomiso.
López Obrador vuelve a ser López Obrador. O mejor dicho, sigue siendo López Obrador, el pendenciero, el que pilla y de inmediato se dice pillado.
Muchos hoy le demandan que se comporte como presidente, porque ya lo es en el nivel de electo. Pero eso es pedir peras al olmo. El tabasqueño no puede, treinta años después de que comenzó a ser un fajador, si la política fuera boxeo, volverse un esteta del ring de buenas a primeras.
Sea opositor, presidente electo o presidente en funciones, siempre será el mismo, el que nunca pierde, y cuando pierde, arrebata.
Sólo un iluso podría suponer un cambio de actitud, por el mero hecho de ser presidente electo. Y aguas, porque este round con el INE puede ser el pretexto perfecto para iniciar su andanada contra las instituciones, a las que siempre ha querido mandar al diablo. Hoy, las puede empezar a poner en la mira. Si no, al tiempo.
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