La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo
José María Vargas Vilas 1860-1933) Escritor colombiano
La tradición mexicana de abrir sus puertas a los perseguidos políticos o víctimas de dictaduras o guerras civiles de otras latitudes, le ha ganado un respeto internacional absolutamente justificado; lo mismo los niños españoles que los refugiados chilenos dan cuenta de ello, entre muchos otros casos más.
Empero, que el Gobierno dé trato de “víctima” de persecución a alguien que en realidad sale huyendo de su país por convertirse él en dictador, es una cosa radicalmente distinta.
Es el caso de Evo Morales, el boliviano que este martes llegó en avión oficial y recibido como héroe por el canciller mexicano.
Morales no tuvo que dejar su país porque un golpe de estado se fraguó y fue víctima de él; al contrario justamente: tuvo que renunciar luego de que violentara la demanda de sus paisanos para que no volviera a buscar la Presidencia y luego de que orquestara un fraude electoral para ascender por cuarta vez al poder en su país, y que por todo ello el pueblo y el mismo Ejército le arrinconaran hasta lograr su renuncia.
Luego entonces y para decir las cosas como son, Evo Morales es un frustrado dictador al que hoy el gobierno mexicano hace pasar por víctima de “los conservadores” y “la reacción”, para justificar recibirlo como héroe.
No se niega que pudiera pedir asilo en México aún en esa calidad, y seguramente se le daría, pero la diferencia estriba en el trato que el Gobierno lopez obradorista insiste en darle, de víctima y de héroe, ajeno a la verdad.
Como sea, ya está en México; llaman la atención las dudas que genera respecto a si va a trabajar en algo, si trae su dinero para vivir con comodidad, o si lo vamos a mantener con nuestros impuestos.
Dado que el trato oficial es de héroe, que en el discurso oficial vive modestamente, me parece que tendremos que irnos acostumbrando a que el magnánimo presidente que tenemos, le asigne una decorosa pensión; recordemos que “Evo, hermano, ya eres mexicano”. Al tiempo.
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