En política, siempre un buen empate es un magnífico resultado
Fernando Onega (1947-?) Periodista español
No es un asunto menor: ¿por qué Evo Morales recibe trato de jefe de Estado por el Gobierno mexicano, y lo que ello implica en términos protocolarios y, sobre todo, presupuestarios?
Morales no es sino un simple ciudadano extranjero que ha decidido asilarse en México, a lo cual desde luego tiene derecho; él renunció al cargo de presidente de Bolivia y por ende a México llega sin ese estatus oficial.
Luego entonces, ¿cómo por qué se le envió un avión militar especial y por qué se le destinan elementos del supuestamente extinto Estado Mayor Presidencial?
En términos estrictamente legales, no hay fundamento en el proceder del gobierno lopez obradorista, por lo que se tiene que colegir que se trata simple y llanamente de una decisión política y personalísima del presidente, que se aseguró de traer a Morales antes de que Venezuela o Cuba se lo “ganaran”.
Por lo demás, López Obrador claramente ha sido pillado en una mentira: desde abril anterior el Poder Legislativo decretó la desaparición del Estado Mayor Presidencial, a iniciativa justo del presidente, bajo el argumento de que representaba una ostentación impropia de un gobierno austero.
Pues ahora resulta que el EMP está vigente; la mejor prueba es la docena de escoltas que le fueron asignados a Morales, algunos de los cuales fueron incluso reconocidos por el expresidente Vicente Fox. ¿No que ya no existe el EMP?
El asunto es que al gobierno ya se le hizo una costumbre mentir sin recato ni pudor alguno, que al fin siempre habrá alguna explicación que convenza a la feligresía.
¿Cuántas mentiras más hay por descubrir en la novela de Evo Morales?
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