Cuando era joven, había decidido ser pianista en un burdel o político profesional. A decir verdad, no hay mucha diferencia
Harry S. Truman (1884-1972) Presidente de Estados Unidos
Lo denunciado por Roberto Reyes Cosari, secretario de Bienestar municipal, es sumamente delicado: hay laboratorios en esta capital que están dando “falsos positivos” en las pruebas de covid que practican.
Trascedente que el ayuntamiento haya detectado ese fenómeno, pero cuestionable que no se atreva el señor Reyes a dar los nombres de esos laboratorios.
Es claro que si no hay elementos sólidos, sería una irresponsabilidad hacer una denuncia pública de esa envergadura, pero Reyes plantea el asunto a los reporteros como un hecho comprobado, o al menos con alto grado de solidez en la sospecha.
Si cualquier autoridad detecta una anormalidad así en un laboratorio, debe proceder con todo el rigor no sólo evidenciando públicamente, sino sancionando, y lo más sensato sería la clausura del lugar; pero lo que no es válido es que el hecho quede en el mero manejo ante la opinión pública, pero sin acciones concretas para contener la irregularidad.
Al menos, sería obligado exhibir públicamente a ese tipo de laboratorios, bien sea que actúen con dolo para forzar a una segunda prueba, o que evidencien no contar con el equipo técnico o humano con la calidad suficiente para garantizar la aplicación de pruebas confiables. En cualquier caso, lo lógico es que sólo estén operando laboratorios que no presenten ninguna duda en cuanto a su operación. Es la salud, la vida misma que está en juego.
De ahí, pues, que tanto el Municipio como la Secretaría de Salud estatal y la de corte federal, están obligados a indagar a fondo al respecto y obrar en consecuencia. Veremos.
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