La lujuria por el poder es una hierba que crece sólo en los terrenos baldíos de una mente abandonada
Ayn Rand (1905-1982) Escritora rusa
Este viernes se conocerá la sentencia que aplicará el juez a Diego Urik, el feminicida de Jessica González Villaseñor. De acuerdo con la legislación vigente cuando se registró el asesinato, la sentencia será como mínimo de veinte años y como máximo de cincuenta.
Pocos casos trágicos han tenido tal atención mediática, de redes y de la sociedad en general, y ello puede decirse que ha marcado un parteaguas en la procuración e impartición de la justicia en la entidad, con los ojos y la lupa puestos en el juicio.
El viernes anterior, el juez decretó la culpabilidad del acusado. Ahora, resta por conocer la sentencia. Desde luego, la defensa del feminicida -ya no presunto- está en su derecho de acudir al siguiente y último reducto jurídico, la justicia federal, buscando un amparo. Empero, hay que decir que la acusación pareció bastante sólida en su integración por parte de la Fiscalía michoacana, que en apariencia no dejó eslabones frágiles que la defensa o el mismo juez pudieran echar abajo.
El propio gobernador Ramírez Bedolla se ha mantenido pendiente del caso, y ha llegado a alertar que no debería haber una chicanada o sorpresa en la sentencia. Hasta ahora no las ha habido.
Pero el número de años que imponga como sentencia el juez, reflejará también el significado y la dimensión del caso. De ahí su importancia. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 606 días. twitter@jaimelopezmtz>