La tiranía totalitaria no edifica sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las faltas de los demócratas
Albert Camus (1913-1960) Escritor francés
En condiciones normales, este martes debiera reelegirse sin contratiempos el sempiterno Antonio Ferreyra al frente del sindicato de burócratas del estado, el Staspe, para un quinto periodo. Empero, hay una corriente de empleados hastiados de la anti democracia, el autoritarismo y la corrupción que ha caracterizado siempre los liderazgos de ese sindicato y que con Ferreyra no parecen ser la excepción.
Primero, habrá que apuntar que Ferreyra hizo otra vez todo para honrar la imagen de los lideres sindicales charros, siguiendo los pasos infalibles: uno, modificando en su momento los estatutos para permitir la reelección; dos, se amparó en que no es que él quisiera eternizarse en el poder, pero las bases así se lo exigen y él no puede ir contra ellas, y tres, se aseguró de que nadie le hiciera competencia en la elección de este martes, hostigando y amenazando a los que discretamente deslizaron la posibilidad de contender en su contra. Es decir, ha actuado tal y como marcan los cánones del líder sindical mexicano.
Así, sin rivales, para Ferreyra parece que todo será coser y cantar este martes, en una elección en la que sólo él aparece como candidato.
Pero hay una ligera posibilidad de que no sea un día de campo para él: a alguien se le ocurrió que ante la imposibilidad de que los burócratas vayan a una elección de verdad, no una simulación, la única opción sería que la mayor parte de los empleados anulen su voto, a fin de que sean más las boletas invalidadas que las cruzadas a favor de Ferreyra, y de esa forma éste no se declare ganador, porque así lo establecen los estatutos, aunque ya se ha comprobado que los mismos son adecuados a su conveniencia y contentillo.
Se trata de una posibilidad remota, porque sus allegados se encargaron en las semanas recientes, de amedrentar a quienes impulsaron tal idea y de advertir al grueso de empleados que habría consecuencias para quienes la siguieran.
Pero remota y todo, para la gran mayoría de empleados de gobierno, es la única opción real de “tronar” la elección y eventualmente dar paso a otra verdaderamente democrática, en la que no solo haya más candidatos, sino garantías de votaciones limpias, lo que claramente hoy no sucede; hoy es evidente que Ferreyra no cuenta con el respaldo mayoritario del Staspe, pero también lo es que ha sabido intimidar a esa mayoría para inhibir cualquier intento “golpista”.
Habrá que ver qué tanto están decididos los burócratas a deshacerse de un liderazgo que si en un principio fue bien recibido, porque a su vez derrocó a otro tan nefasto como el de Juan Carlos Pintor, con el paso del tiempo fue constituyéndose en uno peor aún de dictatorial y con serias sospechas de negocios a trasmano.
Veremos este martes de qué están hechos los burócratas estatales.
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