Quien hace política, pacta con los poderes diabólicos que acechan a todo poder
Max Weber (1864-1920). Filósofo y economista alemán
Al margen de que a nivel nacional se haya logrado el visto bueno de las dirigencias nacionales del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, para dar forma legal a su alianza bajo el nombre de Frente Ciudadano por México, la burda versión michoacana del mismo difícilmente pasará del campo anecdótico en el proceso electoral que está en puerta.
¿Por qué?, porque si a nivel nacional hay la expectativa de que la elección presidencial pueda jugarla el Frente con un ciudadano apartidista, lo que en efecto ampliaría notablemente sus posibilidades de triunfo, en el caso Michoacán difícilmente puede darse esa figura porque no hay siquiera elección de gobernador. Todo se reducirá a elecciones por alcaldías y diputaciones, tanto locales como federales, además de Senadurías.
Y ya se sabe que, salvo la elección municipal, las otras de legisladores no concitan el menor atractivo entre la población, luego entonces pasa a segundo término si juegan los partidos de siempre o si algunos de éstos van en alianza, como sería el caso.
Y el otro problema para el Frente Ciudadano por Michoacán, es cómo y dónde encontrar candidatos comunes y, sobre todo, si éstos se busca que sean apartidistas. El problema es complicado: en los municipios o distritos donde el Frente vaya con un panista, las bases perredistas es claro que lo boicotearán, y viceversa, porque al margen de los arreglos cupulares, históricamente han sido antagonistas, se repudian mutuamente. En muchos casos han llegado a la violencia entre sí, y es impensable que de un momento a otro, como por arte de magia, olviden querellas de siempre y sientan el amor y la pasión que sus líderes nacionales, Ricardo Anaya y Alejandra Barrales, demuestran sin ambages. Hablo, claro, de amor y pasión política.
Y en el caso de la versión purépecha del Frente, no hay que olvidar que se han incorporado las cenizas que quedan del Partido Verde, que lejos de sumar algo, su intervención se vuelve contraproducente, dada la imagen de su nuevo dueño, Ernesto Núñez, a quien le acompañará para siempre el estigma del moche, o sea, de la corrupción, y así flaco favor le hace a cuanto movimiento se suma.
Es decir, que por donde se le vea, el Frente tropicalizado no tiene el menor futuro. Si no, al tiempo.